Hace poco, Túnez se convirtió en el primer país árabe en unirse al objetivo de ponerle fin a la violencia de género. Lamentablemente, en muchos países de Oriente, las mujeres no acceden a los mismos derechos que los hombres y sufren a causa de la violencia, la falta de oportunidades y la desigualdad.
Túnez se sigue manifestando en contra de esta visión de la mujer como inferior y sigue dando que hablar con iniciativas que buscan reivindicar los derechos de las mujeres.
Un cambio en la concepción tradicional
Túnez busca avanzar con leyes que permitan a las mujeres, por un lado, casarse fuera de la fe musulmana y que, por otro, puedan obtener los mismos derechos de herencia que los hombres.
Una mujer musulmana no tiene permitido casarse con un hombre no musulmán, mientras que los hombres sí pueden casarse con mujeres de otras religiones sin tener que convertirse.
Pero eso no es todo: la ley islámica tampoco es justa con las mujeres en lo que se refiere a la herencia, ya que los hombres suelen recibir el doble de la herencia que las mujeres.
Las leyes y el derecho de las víctimas
Si bien estos objetivos han generado críticas por parte de la oposición y de varios grupos religiosos, Túnez busca convertirse en un ejemplo para el mundo árabe, que de a poco va tomando consciencia de la importancia de que las mujeres puedan acceder a sus derechos.
En varios países árabes, la violación es otro tema preocupante que repercute en los derechos de las mujeres; es vista como un problema del que las víctimas también son culpables. Las leyes islámicas terminan respaldando a los criminales e incluso las mujeres pueden enfrentar cargos por haber sido violadas. Incluso, en algunos países, las leyes permiten que el acosador se case con su víctima.
Por fortuna, cada vez más países árabes están revisando sus códigos criminales y repudiando estas leyes que avalan un mal comportamiento y ponen en inferioridad a la mujer. Como vemos, Túnez es uno de ellos, junto con Egipto, Marruecos, Jordania y el Líbano.
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