Trenes alemanes tendrán vagones solo para mujeres: ¿encierro o empoderamiento?
Nuestras sociedades modernas, en las que nos jactamos de asegurar la igualdad de todos los individuos, no aceptan mucho las iniciativas que fomentan la no mixidad de los géneros en los espacios públicos. Y tal parece que la controversia acaba de ser reavivada tras el anuncio del lanzamiento de un vagón solo para mujeres en una línea de trenes alemanes.
Este tipo de iniciativa no es novedad, ya que los trenes con compartimentos segregados por género existen ya en países como India, México, Brasil, Indonesia y Egipto. La línea en cuestión es la Regionalbahn, cuyos trenes pertenecientes a las ciudades de Leipzig y Chemitz tendrán, a partir de ahora, un vagón en el cual solamente podrán ingresar las pasajeras mujeres.
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Entre protección y encierro de las mujeres
Según estudios, el 32% de las mujeres londinenses han sido acosadas verbalmente en el transporte público, mientras que el 19% dice haber sido víctima de violencia física. En Paris, el 100% de las mujeres dicen haber sido sujetas a acoso sexual de algún tipo.
Aunque estas cifras son, de por sí, odiosas, ni siquiera cuentan toda la verdad, ya que socialmente se condiciona a las mujeres a tolerar todo tipo de abusos y a considerarlos no como abuso sino que como "cosas que pasan".
Que alguien te mire obsesivamente en el autobus o subte es, después de todo, la cosa más normal del mundo para cualquier niña, adolescente o mujer. Se nos ha enseñado que no debemos quejarnos si un extraño nos hace comentarios sexuales.
Se nos ha aprendido a pensar que, si alguien nos toca sin nuestro consentimiento, hay que alejarse, callar y seguir con nuestro día como si nada. Nos hemos acostumbrado a ser abusadas y a no molestar a los demás con nuestros pedidos de justicia.
La seguridad y libertad de las mujeres son menos importantes que el funcionamiento normal del transporte público
Hay quienes consideran que esta situación no puede solucionarse aislando a las mujeres de los hombres. De hecho, se piensa que esto no haría más que reforzar la violencia ya existente. También hay quienes consideran que esta medida es discriminadora hacia los hombres.
Ante esto surge una sola respuesta. Si existiera la posibilidad de elegir entre un mal llamado "hay un vagón al cual no me puedo subir" y otro mal llamado "tomar el autobus me garantiza ser acosado sexualmente numerosas veces a lo largo de mi vida"... creo que ya sabemos cuál elegiríamos.
Reivindicar el espacio público para las mujeres
Los defensores de la idea argumentan que la única manera de cambiar esta situación es forzando el espacio público a aceptar la presencia de mujeres, garantizando su seguridad mediante medidas de segregación. La periodista india Rhitu Chatterjee cuenta en un ensayo que, en su experiencia en el vagón solo para mujeres, ha notado que éstas se comportan de una manera muy distinta a cuando viajan con hombres.
Las mujeres parecen apropiarse del espacio, sentándose cómodamente y escuchando música, en lugar de estar tensas (siempre preparadas ante la posibilidad de ser tocadas o miradas).
En el espacio público, los cuerpos femeninos no están nunca en paz. Cuando las mujeres caminan por la calle, toman el autobus o vuelven en subte a sus casas por la noche están preparadas ante la eventualidad de ser perseguidas, miradas, acosadas o violadas.
¿Por qué? Porque la mayoría de ellas ya han experimentado al menos una de esas experiencias... varias veces. ¿Te ha pasado de ir por la calle y ver hombres durmiendo en un banco o en la acera, como si nada? Seguro que sí. ¿Cuántas mujeres has visto en esa posición?
Tal vez el vagón solo para mujeres no sea una solución perfecta, pero al menos tiene el mérito de forzar el orden de las cosas a ser alterado, a ser cuestionado. También cumple la función de garantizar cierta seguridad a mujeres que la necesitan.