¿Tener un cerebro más grande puede implicar menos músculos?

Tener un cerebro grande es una de las cosas que nos distingue como seres humanos. Es ahí precisamente donde reside nuestra capacidad de pensar y transformar el mundo. Sin embargo, haber alcanzado este desarrollo quizás tenga que ver con una pérdida de los músculos durante el proceso evolutivo.
Esto concluyó un estudio, realizado en la Universidad del Norte de Texas en Fort Worth, al analizar el tamaño del cerebro de diez especies de primates y descubrir que mientras más grande es el cerebro menos masa muscular hay.
Relación entre tamaño del cerebro y músculos en los primates

Al observar los cadáveres de los primates –todos muertos por causas naturales–, los investigadores encontraron que:
- En comparación con otros animales, este orden de mamíferos tiene muy poco músculo.
- Los primates de cerebro más grande tienen menos músculos que los de menor cerebro.
Entre las especies analizadas se incluyeron el tarsero filipino –Carlito syrichta– que pesa 130 gramos como promedio y el macaco cangrejero –Macaca fascicularis– que es grande y suele pesar unos cuantos kilogramos.
Para llevar a cabo la investigación se tomaron muestras de cerebro y masa muscular. Además, se le realizaron estudios histológicos a cuatro músculos de cada especie y se confirmó lo observado a simple vista: los que tienen mayor cerebro tienen menos músculo y menos fibras de tipo I.
Las fibras de tipo I o músculos de contracción lenta son las que se usan en actividades que requieren mucha resistencia, como es el caso de correr un buen rato.
Teoría del tejido costoso
En la década de los 90, sale a la luz una hipótesis llamada «teoría del tejido costoso», según la cual nuestros cerebros asignan más glucosa al cerebro –240 kilocalorías al día– que a otras partes del organismo, lo que podría haber ayudado a nuestra especie a sobrevivir y a desarrollar la inteligencia.
Recientemente, investigadores de la Universidad de Cambridge encontraron evidencias de la también llamada «teoría egoísta del cerebro». Al analizar los organismos de atletas de remo de 21 años de edad, descubrieron señales de que hemos evolucionado para pensar rápido antes que para movernos rápido.
Según los científicos, en el pasado nuestros ancestros hicieron una transición de una vida dependiente de los músculos a una dependiente del cerebro. En este proceso, los humanos empezaron a invertir menos recursos en su desarrollo muscular y más en las relaciones sociales. En lugar de alcanzar cosas por vías físicas, se pasó a lograrlas por las vías cognitivas.
Los resultados de la Universidad del Norte de Texas parecen respaldar la línea de pensamiento que ya se venía desarrollando: un cerebro más grande implica menos músculos.
Sin embargo, los expertos advierten que estos estudios son preliminares y que se espera realizar nuevos análisis usando gorilas, chimpancés y humanos, los tres primates más desarrollados del reino animal.
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