Ciencia y Tecnología

¿Quién dice que no hay dragones marinos?

15 Jun 2011 – 03:42 PM EDT

Los océanos terrestres albergan criaturas tan fantásticas como las de cualquier mundo mágico que hayamos conocido. Entre ellas, cautiva la vista una criatura hocicuda y colorida de pequeñas dimensiones: el dragón de agua o Phyllopteryx taeniolatus, como se le nombra científicamente, pez pariente de los caballitos de mar. Si queremos observarle debemos desplazarnos hacia su hábitat, allá en las costas de Oceanía.

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Este dragoncito ha creado una característica adaptativa que le protege del medio: su apariencia ―poseen apéndices parecidos a hojas― funciona como camuflaje entre la flora acuática de las profundidades. Sobre la arena desnuda asemeja maleza que va a la deriva.

No sobrepasa los 45 cm, y aunque posee una cola esta no hace las veces de agarre, como sucede con otras especies. Su color es rojizo-naranja con manchas a lo largo de su cuerpo y nariz. La alimentación consiste básicamente en crustáceos menores y el zooplancton que habita en los arrecifes, los que son ingeridos mediante un hocico tubular.

De entre todos los animales, el dragón marino es uno de los pocos cuyo macho carga con los huevos de sus crías. Una vez fertilizados, son incubados en la cola durante dos meses. Los hijos nacen crecidos y con mucha independencia, tanto que en muy poco tiempo comienzan a comer por sí solos. La reproducción es difícil de lograr en cautiverio. Aún no se conocen bien los mecanismos biológicos ni los factores medioambientales necesarios para que se produzca este proceso.

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Del mismo modo que muchas otras especies, la existencia del dragón de agua peligra debido a la contaminación de su medio natural. Afortunadamente, en los países de la zona que habitan, existen leyes federales para protegerlos y está oficialmente prohibido pescarlos o exportarlos sin permisos especiales. ¡Esperemos seguir teniendo dragones en los mares del planeta!

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