¿Qué tan lejos estamos de un robot que cometa un asesinato por encargo?

¿Qué tan lejos está el día en que varios cientos de cyborgs malvados anden por allí, ejecutando crímenes por encargo o mirando a cada rato su móvil incorporado, a ver si alguien los ha contactado para un trabajo?
Sicarios tradicionales

(Abraham «Abe» Reles)
El sicario no es un arma novedosa de asesinato, ni mucho menos. La mafia siempre ha tenido los suyos; tipos duros a los que prefieren no incluir en la nómina, sino que contratan en cada ocasión, cuando requieren eliminar a los rivales.
Uno de los más discretamente efectivos fue Abraham «Abe» Reles, un neoyorquino que se cree que cometió unos mil asesinatos por encargo del crimen organizado de su ciudad natal en los años 1930 y 1940, hasta que se convirtió en informante de la policía y ayudó a llevar a la silla eléctrica a varios de sus empleadores. Murió a los 35 años, al caer del sexto piso de un hotel. Nadie cree que se lanzó, a menos que estuviera escapando de algo peor.
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Una nueva generación de sicarios
En varios países latinoamericanos, entre un 20 y un 30% de los asesinatos son por encargo. Hay sicarios con seguimiento en las redes sociales que dejan pálido el registro de Abe Reles. En España, un país lejos de estar entre los más afectados por el sicariato, se cometen unos 40 asesinatos de este tipo al año. Una particularidad tienen los sicarios: todos son de carne y hueso.
La hipótesis de los robots asesinos, hecha pública recientemente por algunas de las mentes más sensatas y brillantes de la inteligencia artificial, es verdaderamente aterradora. Los robots podrían asesinar masivamente, no dejarían pistas de ADN, no les temblaría el pulso, no habría la posibilidad de un arrepentimiento de última hora, no dejarían el trabajo para después por pararse a comer un bocado, nadie lloraría su posible «muerte» y no cobrarían, al menos directamente.
Aunque no sería descartable el riesgo de que un robot asesino irritado, decida deshacerse de su dueño para cobrar él mismo su paga y comprarse unos minipaneles solares mejores que los que le proporciona su tacaño propietario. Incluso surge una pregunta de lo más perturbadora: ¿realmente necesitarían un dueño o podrían andar muy tranquilos por la libre, como una «especie artificial» al margen de la humana?
Aquí te mostramos un vídeo en el que puedes ver la efectividad de un robot en el tiro al blanco:
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Un Terminator malvado
La popular saga Terminator marcó una época del cine de ciencia ficción y ahora se revela que fue en cierto modo clarividente. En Terminator 1, James Cameron hace de Arnold Schwarzenegger el robot malo, mientras que en Terminator 2, el físiculturista austríaco es el cyborg bueno, ¿podrían los robots sicarios ser programados para ser buenos y malos alternativamente o habrá que desarrollar una raza de máquinas virtuosas que defienda a la gente contra los homicidas?
Una cosa sí parece clara, difícilmente las potenciales víctimas tendrán a mano una prensa hidráulica para comprimir hasta la muerte a su atacante, ni mucho menos una cuchara de metal hirviente para disolverlo.
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El riesgo es real
El riesgo de que esta historia se haga realidad en unos 50 años o menos, ya preocupa a personas muy bien informadas, como Stephen Hawking, Steve Wozniak, Toby Walsh y otros expertos asistentes a un congreso mundial de inteligencia artificial celebrado en julio de 2015 en Buenos Aires.
No se refieren a máquinas como los drones, al final de cuentas controladas por personas. Hablan de organismos que estarían preparados para tomar sus propias decisiones, sustrayéndose de los juicios morales de los seres humanos.
Este grupo de conocidos hombres de ciencia está promoviendo que la ONU prohíba el ensamblaje de robots asesinos a sus países miembros, igual que ya lo hizo con las armas químicas y biológicas de destrucción masiva, cuyo uso es un crimen contra la humanidad, con pena de muerte para los ejecutores.
¿Conocías el riesgo con los robots asesinos? ¿Qué te ha parecido?
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