
La valiente confesión de la modelo y presentadora hispana, Alejandra Espinoza, de que perdió tres embarazos, ha sido tema de conversación en los medios de entretenimiento latino en los Estados Unidos.
"Perdí tres embarazos y no pasa nada. Con mi esposo seguiremos intentando y será mañana, pasado, en una semana, en un año, en cuatro, pero si Dios quiere seremos padres", aseguró Alejandra a TvyNovelas USA.
Es la primera vez que la co-presentadora de ‘Nuestra Belleza Latina’ habla públicamente sobre sus pérdidas. Muchas mujeres latinas prefieren guardar este doloroso episodio de pérdida para ellas pero la recomendación médica es que lo conversen con sus doctores y se mantengan bien informadas. Aquí compartimos algunos consejos que debes tomar en cuenta.
¿Qué es un aborto natural o espontáneo?
Es la pérdida de un embarazo por causas naturales durante las primeras 20 semanas de gestación. Alrededor del 10 al 20 por ciento de los embarazos terminan en un aborto involuntario. A veces la interrupción ocurre tan temprano en un embarazo que la mujer ni siquiera se da cuenta de ello y lo confunde con un período tardío o un período más pesado de lo normal.
¿Qué produce una pérdida espontánea?
Esta es una importante pregunta para la que debemos tener una respuesta clara. Un aborto involuntario puede ocurrir por muchas razones. Entre el 50 y el 70 por ciento de las pérdidas que se producen durante el primer trimestre (tres meses) de embarazo se deben a problemas genéticos o anormalidades cromosómicas en el óvulo fecundado; o problemas relacionados con el desarrollo y la implantación del embrión en el útero.
Hay otros factores de riesgo como:
MTHFR: Se estima que hasta un 70 por ciento de las mujeres latinas son incapaces de metabolizar completamente el ácido fólico que se encuentra en alimentos fortificados, dando lugar a la capacidad limitada del cuerpo para absorber sus beneficios. Esta mutación genética se conoce como methylenetetrahydrofolate reductase polymorphism o MTHFR. Esta deficiencia puede ser una causa de abortos espontáneos. Si quieres saber más sobre esta condición visita AprendaSobreMTHFR.com o LearnAboutMTHFR.com para la información en inglés.
Edad: La probabilidad de un aborto involuntario entre las mujeres mayores de 40 años es dos veces mayor que la de una mujer de 20 años de edad. Esto se debe a que la posibilidad de concebir un bebé con irregularidades cromosómicas aumenta con la edad y los embarazos pueden terminar fácilmente en un aborto involuntario.
Ciertas enfermedades: Estas pueden incluir las enfermedades crónicas como la diabetes mal controlada; enfermedades del sistema inmunitario como el lupus; y trastornos hormonales como el síndrome de ovario poliquístico.
Infecciones bacterianas: Entre ellas la listeria. Entre los años 2004 y 2009, más de un tercio (385) de las infecciones de listeria durante el embarazo se produjo entre las mujeres hispanas en los Estados Unidos. O por enfermedades como la rubéola (sarampión alemán), las paperas o el sarampión, entre otras.
¿Cómo sabes si estás teniendo un aborto involuntario?
El primer síntoma de un aborto involuntario es un sangrado o hemorragia vaginal. Sin embargo, algunas mujeres pueden tener un poco de sangrado o manchas de sangre en su ropa interior al inicio de un embarazo sin tener un aborto involuntario. Como regla general, si se trata de un aborto involuntario, se sentirá dolor intermitente o persistente en el abdomen luego del sangrado. El dolor puede variar de intensidad. También se puede sentir dolor y/o presión en la espalda baja. La combinación de hemorragia y dolor no es una buena señal, por lo que deberías consultar a tu médico o ir a un hospital de inmediato.
¿Se puede prevenir un aborto involuntario?
Aunque la causa de un aborto involuntario está por lo general fuera del control de la mujer, puedes aumentar las probabilidades de una espera exitosa tomando las riendas de tu salud. No dejes de visitar a tu doctor constantemente, cuida lo que comes y evita el tabaco y el alcohol.
Es importante que sepas que una pérdida espontánea no es tu culpa, ni tampoco significa que no puedas volver a intentarlo. Es normal que te sientas ansiosa y asustada de que suceda lo mismo en un próximo intento. Lo importante es que sigas las recomendaciones de tu doctor y que busques ayuda o apoyo profesional en caso de que sea necesario.
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