Imagina que sientes un dolor constante en el abdomen; durante mucho tiempo te realizas estudios y consultas con diferentes médicos. Sin embargo, ninguno ha encontrado nada grave en tu organismo. Hasta que llegan a la conclusión de que simplemente te lo estás imaginando todo. Hoy te contaremos sobre una enfermedad que, justamente, lleva a las personas a imaginar enfermedades: la hipocondría.
Una dolencia imaginaria, pero localizada
Funciones corporales normales, como los latidos del corazón y la sudoración, para un hipocondríaco son signos de que algo anda mal. Si los procesos habituales del organismo causan a una persona tal espanto, imagina lo que sucede ante la presencia de una leve secreción nasal o un simple rasguño que sangra en una mano: para estas personas, todo evento corporal es señal de alarma.
Por lo general, el enfermo de hipocondría suele insistir en la dolencia de un órgano corporal en particular; así, cuando acude al consultorio médico se quejará del estómago, los pulmones, el corazón. De la misma manera, el paciente tiende a obsesionarse con una enfermedad en especial, por ejemplo, el cáncer.

Es verdad que todos tememos la posibilidad de enfermarnos gravemente alguna vez en la vida, no obstante, este temor no alcanza límites de paranoia en la mayor parte de las personas. ¿Cómo lograr diferenciar un miedo normal de una obsesión hipocondríaca? Se estima que la distinción está señalada por un periodo de tiempo de 6 meses, si al cabo de ese lapso continuamos teniendo miedo de estar enfermos, es probable que estemos desarrollando una hipocondría.
El límite entre el miedo a enfermar y una hipocondría
Podríamos pensar que si tenemos miedo de padecer una dolencia, hacernos un par de exámenes médicos y ver que no hubieran indicado nada malo bastarían para dejarnos tranquilos. No obstante, el hipocondríaco manda realizar estudios una y otra vez, y exige cada vez más atención sobre su físico.
Ninguna verificación de su estado de salud basta para convencerlo de que está sano: la hipocondría es un desorden de origen neurológico, no físico. En este sentido, debemos tener en cuenta que más del 60% de los pacientes padecen algún tipo de desorden mental como ansiedad o depresión.
La obsesión de estar enfermo no es estable a lo largo del tiempo. Así, un hipocondríaco puede pasar periodos de meses o años pensando estar afectado, pero luego gozar de lapsos de estabilidad bastante amplios.
De todas maneras, esta amplitud depende de la efectividad del tratamiento, que consta de medicación y asistencia psicológica. Por otro lado, se dice que una persona puede comenzar a padecer el trastorno tras haberse recuperado de una enfermedad seria o haber perdido a un ser querido a causa de una dolencia grave.
¿Conoces a alguien hipocondríaco? ¿Ha logrado salir adelante con su enfermedad?