Muchas veces vemos un niño obeso, conocemos a su familia, y podemos notar cómo todos tienen problemas de peso. Lo usual es asumir que tienen algún gen que los hace propensos a subir de peso con cualquier alimento que ingieran. Pero por lo general no estudiamos con más profundidad los hábitos de toda esta familia, que suelen ser aprendidos, y también tienen su incidencia. Pero, ¿cuál de los dos será el más responsable?
Muchos estudios han indicado que la obesidad es genética, pero ninguno lo ha confirmado aín ni ha mostrado cuál es el gen y dónde está ubicado en nuestra cadena de ADN. Por supuesto hay investigadores que están en contra de esta idea y creen que no podemos culpar a los genes por la obesidad. Según lo que ellos han descubierto, los causantes de obesidad en la niñez y adolescencia son l os hábitos terribles de alimentación y actividades que solemos tener mientras crecemos y no nuestra genética.
Por ejemplo, un estudio que se hizo hace poco entre 1000 estudiantes de varias escuelas en Michigan, Estados Unidos, con niños de edades que van de los 10 a los 12 años, mostró que sus hábitos diarios eran la causa de sus problemas de peso. Estos niños explicaron que bebían al menos una gaseosa junto con una cena de comida chatarra todos los días, y que pasaban por lo menos dos horas sentados o acostados viendo televisión todos los días sin hacer nada de ejercicio.
El problema de la obesidad es algo que ataca a muchos países hoy en día y cada vez aumenta más. En muchas ocasiones, más allá de la supuesta genética que se tenga para la propensión a engordar, la forma como vivamos se reflejará en la salud de nuestro cuerpo. Esto quiere decir que, aunque sí sea verdad que tienes una herencia que te hace vulnerable a ciertos alimentos o quizás te haga lento de metabolismo, cualquier persona que no tenga hábitos de ejercicios y buena alimentación subirá de peso, sin importar la edad que tenga.
La conclusión de esta investigación se obtuvo porque de todos los niños que se estudiaron, el 50% no tenían padres obesos pero sí malos hábitos, así que no es necesariamente una causa para tener problemas de peso.