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¿Por qué «La Bestia» no es un tren como cualquier otro y qué podemos aprender de él?

28 Nov 2017 – 04:00 PM EST

«Aún la bestia más feroz conoce la compasión. Yo no la conozco y, sin embargo, no soy La Bestia». Esta célebre frase de Shakespeare tiene su correlato latinoamericano: la cadena de trenes denominada « La Bestia», que cruza México de norte a sur. Le dejo al lector, entonces, responder a la interrogante de si esta, nuestra Bestia, conoce la compasión y dónde es que deberíamos encontrarla.

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De Chiapas a EE. UU.

Esta cadena de trenes es manejada por una empresa privada y tiene como objetivo el transporte de carga, y no de pasajeros. Sin embargo, cada año decenas de miles de inmigrantes, en su mayoría centroamericanos, se embarcan en un viaje que dura semanas y está lleno de incertidumbres en busca de una vida mejor.

Y es que los peligros a bordo de La Bestia no son pocos. Las condiciones en las que viajan las personas son en extremo precarias y es muy común que los migrantes caigan de los vagones. Como consecuencia, muchas personas fallecen y otras tantas acaban mutiladas.

Entre Maras y Zetas

Pero, además, está siempre presente la amenaza humana. Los Maras, las pandillas y varias bandas de narcotraficantes (entre los que se encuentran los peligrosísimos Zetas) se infiltran entre los viajeros. Así, se producen robos, secuestros, violaciones y asesinatos a bordo del tren o en las paradas. Asimismo, muchos adolescentes son reclutados para formar parte de las pandillas o son vendidos a redes de prostitución. Estas redes también participan en el tráfico ilegal de órganos.

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Emprender el viaje

Luego de saber todo esto, uno, por pura ignorancia, se preguntaría ¿quién en su sano juicio se arriesgaría a un viaje así? Las razones son múltiples. Muchos escapan de la pobreza y la violencia presentes en sus países de origen. Otros, como es el caso de muchos adolescentes que viajan solos, huyen de su país luego de recibir amenazas de muerte por no aceptar unirse a bandas de crimen organizado. Y también están los que tienen familia en Estados Unidos a la que no han visto en años.

Por otra parte, el crimen organizado ha hecho circular información falsa que funciona a su favor. Son muy comunes en Centroamérica, por ejemplo, los rumores de que los menores con familia en EE. UU. o las madres solteras con niños no serán deportados por al Policía Federal.

Un problema mundial

Ante tanta injusticia, a uno le gustaría señalar a algún culpable, ¿verdad? Bueno, lamento decirte que en este caso no me parece lo más productivo. ¿Es un problema de México? ¿Es un problema de EE. UU.? No, yo diría que es un problema regional, si no mundial.

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Nuestra respuesta es la vida

Por otro lado, resulta absurdo que en un continente con tanta presencia de inmigrantes como América continuemos poniéndoles trabas a los movimientos migratorios. Como bien dijo el gran García Márquez en su discurso de aceptación del Nobel al referirse a las contradicciones de América Latina: «Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad». Pero enseguida retrucó este panorama gris con una de las cualidades más latinoamericanas, la lucha: «Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida».

Los latinoamericanos hemos demostrado, a lo largo de nuestra historia, nuestra capacidad de resiliencia ante la violencia de la colonización, los regímenes totalitarios que sufrimos a lo largo de las décadas y la influencia del poder económico extranjero. Ahora nos toca proteger lo más sagrado, la vida, para que nadie tenga que arriesgarse a morir en el intento de darles a sus hijos un futuro mejor.

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