Estoy cansada de escuchar la pregunta: « ¿Y para cuándo el novio?». Estoy harta de ver la cara de decepción de mis tías, tras enterarse de que otra vez terminé con una pareja. Me molesta ver a mis padres cuidando sus palabras porque creen que estoy demasiado grande para formar una familia y no se atreven a decirlo.
Me duele profundamente lo sola que me hacen sentir escuchar una y otra vez que debo conocer a mi «media naranja» para ser feliz. Puedo ver lástima en sus ojos cuando ven que me voy sola al cine, cuando salgo de compras o cuando simplemente quiero salir a caminar. Pero déjenme decirles algo: no se preocupen por mí, nací entera, no necesito una mitad.
Estoy completa
Me dirán que el ser humano es un animal que nació para vivir en comunidad y es por eso que la idea de tener una pareja es «natural». No discuto nuestra naturaleza social, pero no creo que debamos tener pareja para estar completos, ¡ya estoy completa!
Conozco muchas personas que lo único que han deseado es tener pareja y, cuando lo consiguen, viven por y para ello, se olvidan de su individualidad. ¿A eso se refieren cuando hablan de «estar completos»? Yo ya no soy así, no me desespero por un amor, ni quiero perder mi yo interior por estar enamorada. Ya lo hice y no funcionó.
Estoy en otro momento de mi vida, ahora estoy trabajando en volver a amar, pero, esta vez, a mí misma. Esta es una de las tareas más difíciles que me ha tocado cumplir.
Mi vida es grandiosa
Muchos deben pensar en lo triste y desolada que pueden ser los días del soltero, pero no se dan cuenta de que no es así. Si bien no todos los días son buenos, la mayoría del tiempo estamos bien, disfrutamos de la soledad, de las libertades y de la posibilidad de hacer lo que queramos sin pensar en nadie.
No puedo mentir, los días NO son una aventura constante, ni pasan cosas extraordinarias semanalmente: llevamos una vida normal, con sus altibajos, pero por demás divertida.
Me acostumbré a estar sola y tiene muchos beneficios. Por ejemplo, puedo comer pizza cuando quiera, los planes de última hora pueden cumplirse y los fines de semana están libres de compromisos familiares. Además, estoy abierta a nuevas experiencias y es por eso que conozco mucha gente que quizás en otro momento de mi vida no habría podido conocer. Me permito largas caminatas nocturnas y viajes inesperados que llenan mi vida de anécdotas y grandes lecciones.
Soy feliz con lo que soy
Me llevó mucho tiempo, pero por fin puedo amar mi vida sin sentirme miserable por no tener pareja. Es grandioso sentirse así: en el momento que me di cuenta de que podía ser feliz sola me saqué un enorme peso de encima y comencé a disfrutar de esta divertida etapa en mi vida, sin remordimientos.
Ya no me siento mal al ver a una pareja en el cine o al ver a mis amigas enamorándose y alejándose un poco de mi porque debían repartir su tiempo.
Finalmente acepté que todo momento de la vida es hermoso y que lo que le toca vivir a cada uno es parte de una importante lección.
No odio al amor
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El amor cambiará al mundo, de eso estoy segura. También sé que estar enamorado es una de las sensaciones más lindas.
No tuve mis mejores experiencias en el amor, debo confesar, pero a pesar de eso mi corazón sigue dispuesto a amar, pero a su tiempo, sin presiones, tiempos o etiquetas.
Hoy mi mayor preocupación es ser feliz, seguir mis sueños y trabajar de lo que me apasiona. Probablemente algún día me enamore otra vez, pero hasta entonces mi mayor objetivo será vivir cada día a pleno.