Mientras sigas esperando a tu media naranja, nunca te sentirás completa...
Lo sé porque lo he vivido: en mayor o en menor medida, creo que todas queremos compartir nuestra vida con alguien. Desde un marido con todas las letras hasta un novio o un compañero de viaje, todas en algún momento sentimos la necesidad o el deseo de estar con alguien con quien compartir la vida.
¿Sigues creyendo en cuentos de hadas?

Es que la historia de la media naranja nos la inculcaron desde pequeñas. En la mayoría de los cuentos de hadas que nos cuentan a las niñas (como "La Bella Durmiente", "Blancanieves", "La Sirenita", "La Bella y la Bestia", y especialmente "Cenicienta"), el final feliz llega cuando el príncipe encuentra, rescata o se casa con la princesa.
Y de pronto nos encontramos con que llegamos a una edad en la que ya no podemos creer más en cuentos de hadas y, sin embargo, seguimos sintiendo la falta de esa persona especial que venga a nuestro encuentro.
De eso es justamente de lo que quiero hablar hoy: de que no podemos seguir esperando a nuestro “príncipe azul” para sentirnos completas y salvadas. Sé que muchas piensan que, ni están esperando a un príncipe, ni tampoco lo necesitan para estar completas. Pero, ¿lo que piensas se refleja en tu vida?
Para explicarlo te voy a dar un ejemplo personal: durante mucho tiempo estuve “esperando” encontrar un compañero que quisiera acompañarme a viajar por el mundo. Pero llegué a los 35 años y ese hombre no apareció; los hombres que conocía querían una vida más tradicional, o no tenían los recursos (y a veces las agallas) para vivir esta aventura. Así que tenía dos opciones: o seguía esperando, o me iba de viaje sola. Y aunque no fue una decisión fácil, decidí irme sola de viaje, porque me di cuenta de que hacer realidad mis sueños no podía depender de otra persona.
Por qué no tenemos que “esperar” a otra persona
Ahora te pregunto, y responde con honestidad: si estás sola, ¿realmente estás viviendo la vida con la que sueñas? ¿Te sientes completa y capaz de hacer todo lo que deseas? ¿O hay cosas que no estás viviendo por esperar a ese alguien especial?
Porque a veces nos engañamos a nosotras mismas con cosas sencillas, como no ir a comer a un restaurante que hace tiempo queremos conocer para no tener que sentarnos a comer solas. O quizás sea algo más grande, como irte de vacaciones, salir de viaje o mudarte de ciudad o país.
La cuestión es que, aunque encuentres a ese compañero, si no te atreves a hacer lo que sientes y quieres cuando estás sola, probablemente tampoco lo harás cuando estés con esa persona especial. Porque lo que a ti te falta no es encontrar pareja, no te falta una mitad; te falta reencontrarte contigo misma.
Invítate a cenar, llévate de vacaciones y disfrútate al máximo; así aprenderás cómo quieres ser tratada por otros y, si tienes suerte, encontrarás a alguien que te trate así. Y si no lo encuentras, ¿qué importa? Eres una mujer completa. Además, estar sola tiene sus beneficios: la ciencia explica por qué estar soltera es simplemente GENIAL.