Actualidad

Los refugiados sirios están vendiendo sus órganos para poder sobrevivir

30 Abr 2017 – 06:00 PM EDT

La ONU advirtió en 2009 que el tráfico de órganos era una realidad y que la situación era muy preocupante. Entre el 3 % y el 5 % de los trasplantes de riñones se realizaban con órganos traficados. Además, se manifestó que «el tráfico de órganos, tejidos y células es mucho más amplio que el tráfico de seres humanos». Ya pasaron 8 años desde que las Naciones Unidas dio a conocer estos números, pero la realidad sigue siendo similar. Organizaciones internacionales no han podido detener el tráfico de órganos y cientos de personas mueren en la clandestinidad tan solo para ganar dinero y sobrevivir.

Publicidad

La BBC publicó recientemente una investigación de tráfico de órganos en refugiados: una aterradora situación contada en primera persona. El encargado reclutar a los refugiados para que donen ciertos órganos decidió hablar con el medio de comunicación y explicar por qué lo hace.

Abu Jaafar, el traficante de órganos que decidió contar su historia

an image

Sentado con una pistola bajo sus piernas, accedió a brindarle una entrevista a la BBC. «Los estoy explotando pero ellos se benefician», dijo mientras explicaba su trabajo: se encarga de reclutar refugiados sirios que no tienen dinero para sobrevivir y los convence de donar algún órgano. «Renunciar a un órgano no es nada en comparación con los horrores que ya experimentaron», refiriéndose a la guerra civil en su país que los motivó a abandonar sus casas y buscar refugio en diversos países del mundo.

Los refugiados sirios lo perdieron todo: desde su hogar hasta sus familias. Se encuentran en países de manera ilegal, en campos de refugiados donde sobreviven con lo mínimo. No tienen nada, ni siquiera trabajo para poder ganar dinero y alimentar a su familia. Frente a esa desesperación, muchas personas encontraron la oportunidad para «beneficiarse» y «beneficiarlos».

Publicidad

En los últimos 3 años, 30 refugiados han accedido a Abu Jaafar -nombre ficticio- para darle sus órganos y recibir dinero a cambio. «Generalmente venden sus riñones», aunque también han vendido otros órganos. Jaafar cuenta que un día, a través de whatsapp, le solicitaron un ojo y, finalmente, un refugiado accedió a venderlo.

«Ellos están desesperados y no tienen otros medios para sobrevivir. Vender sus órganos es una opción», manifestó Jaafar. Luego de la operación, los cuida hasta que los puntos de sutura desaparecen. «En el momento que pierden los puntos ya no nos interesa lo que les pasa. Si el cliente muere no me importa. Yo tengo lo que quería y no es mi problema lo que sucede luego».

El tráfico de órganos es ilegal y él lo sabe pero entiende que ayuda a mucha gente: por un lado a los refugiados y por el otro a quienes necesitan dichos órganos: «Así es como yo lo percibo. El cliente utiliza el dinero para buscar una mejor vida para él y su familia. Los estoy ayudando y no me importa lo que dice la ley».

Publicidad
Publicidad