Tradicionalmente se creía que los crustáceos no sentían dolor al ser echados al fuego para ser cocidos, una creencia que permitía echarlos a la sartén sin ningún remordimiento. Sin embargo, un reciente estudio ha afirmado que esto no ocurre así, y que, contrariamente a lo que se pensaba, estos crustáceos sí sienten dolor.
Esta suposición tradicional se veía afirmada por las conclusiones extraídas de una serie de investigaciones noruegas, las cuales afirmaban que estos animales no sentían dolor, puesto que sus sistemas nerviosos aún no están lo suficientemente desarrollados como para ello.
¿Pero dónde quedaba en la mente de estos científicos el hecho de que el dolor es crucial para la evolución ya que permite que los animales eviten las experiencias dañinas que pueden llegar a eliminar su especie? Aparentemente en ningún lado.
Siguiendo esta premisa casi de sentido común, Robert Elwood y su equipo de científicos de la Universidad de Belfast experimentó con las antenas de 144 gambas, echándoles ácido acético (ácido del vinagre), y comprobando que al echarles este elemento, las gambas comenzaban a frotar las antenas afectadas y no las otras.
Esto es un indicador de que las gambas sentían dolor en estas antenas, puesto que esta conducta es típica de los animales cuando están afectados.
Según Richard Chapman, científico de la Universidad de Utah, los animales tienen receptores que permiten detectar sustancias irritantes. Por lo tanto, si todos los animales poseen la misma cualidad, ¿por qué no han de tenerla los crustáceos?
VIA | El Mundo