Cecilia Elizalde despertó de una cesárea inesperada y difícil, y su esposo Juan Fernando Guerrero estaba ahí para darle la noticia que habían tenido una preciosa niña, rubia y de ojos verdes, y con Síndrome de Down.
“Para mi fue un choque, es como cerrar una página y abrir otra en una nueva vida. Pero más que nada por ignorancia, yo casi no sabía nada sobre el síndrome, Valentina era la primera”, nos contó Cecilia.
Cecilia quedó embarazada a los 28 años, una edad en la que normalmente los médicos en Estados Unidos no practican la amniocentesis, aunque había pasado por las prueba regulares del embarazo.
“Yo me había hecho todas las pruebas, todo salió perfecto. Cuando vi a mi médico lo único que le dije fue: ‘¿y los exámenes?’. Solo me respondió que la ciencia también se equivoca”.
A Cecilia le tomó algunos meses asimilar que su hija había nacido con la trisomía del par 21, pero no lo hizo sola ahí estaba su esposo, su mamá, su familia, sus amigos y su terapista.
“Mi cabeza estaba llena de preguntas, no sabía qué iba a pasar. Sobre todo, por no saber, me preguntaba cómo iba a ser su futuro, cómo la iba a cuidar, cómo seria su vida social. Poco a poco fue entendiendo el porqué de lo que estaba pasando y por qué Valentina nos escogió como padres”.

Y ese porqué se lo ha ido revelando la propia Valentina, que recibió un nombre que sus padres, ambos nacidos en Ecuador, habían escogido para ella mucho antes de conocerla.
“Por nuestro apellido, Guerrero, escogimos el nombre Valentina, porque nuestra hija sería una valiente guerrera, y ahora entiendo que así es, ella nos enseña cada día sobre el amor, la perseverancia, la valentía. Ahora todo tiene sentido”.
Valentina, dice Cecilia, es una niña feliz que se esfuerza mucho para dar cada paso en su desarrollo. Hoy, con dos años y medio, ha empezado el curso en una escuela regular, le fascina la música, recibe terapias y socializa como cualquier otro niño de su edad.
Pero además, es una simpática modelo que ha servido de imagen para campañas como la de Little Cotton Dress que lanzó una línea de vestidos para niñas inspiradas en Valentina. De las ventas, la marca destina un porcentaje para National Down Syndrome Society.
La experiencia de criar a Valentina ha sido tan enriquecedora para estos padres, que ahora esperan a su segundo hijo y no han pasado por la amniocentesis. Además han creado una campaña para informar sobre el Síndrome de Down.
“Pocas personas tienen la suerte de tener un hijo con este síndrome, ellos nos enseñan a ver la vida de una manera diferente y nos preguntamos por qué nadie nos había dicho esto, al contrario la información era como negativa. Por eso queremos compartir sobre esta maravillosa experiencia de vida”.
Cecilia respondió las preguntas a nuestras preguntas. Aquí la mamá de Valentina en sus propias palabras.
CS: A pesar de los retos, ¿qué significa criar a un hijo con Síndrome de Down?
CE: Criar un hijo es ya de por sí un gran reto. En mi caso, creo que el esfuerzo tiene una gran recompensa, me concentro en lo positivo.
CS. Existe la creencia de que las personas con el síndrome viven poco…
CE: Antes vivían un promedio de 25 años, pero hoy la expectativa de vida es de 60. La ciencia, las terapias y la información han cambiado la vida de estas personas para bien.
CS. ¿Qué te ha enseñado Valentina?
CE. Muchas cosas, pero quizás lo mas importante es que he aprendido a vivir el presente, saborear cada momento, y no preocuparme mucho en el futuro.
CS. ¿Qué buscan con la campaña?
CE. Queremos cambiar la perspectiva antigua del Síndrome de Down y demostrar que son personas que no solo merecen respeto sino admiración. Ellos nos enseñan sobre perseverancia, empatía, paciencia es algo que todos debemos aprender.
CS. Un libro
CE. “Courageous souls” de Robert Schwartz. Nos habla de la vida que escogemos de antes de nacer
CS. Un mensaje
CE. Uno tiene que hacerse preguntas del porqué ocurren las cosas, y cuando entiendes el propósito, todo va cayendo en su lugar.
¡Gracias Cecilia!