
Una de las imágenes astronómicas más impresionantes se produce gracias a las caprichosas formas que pueden tomar las acumulaciones de polvo estelar cuando son iluminadas. Hoy hablaremos sobre las nebulosas.
El origen de las nebulosas
A menudo pensamos que el espacio interestelar está completamente vacío, lo que no es en absoluto cierto. Gran parte de este espacio contiene átomos y moléculas de gas (principalmente hidrógeno y helio), además de partículas de polvo interestelar (compuestas principalmente por carbono, silicio y oxígeno). En algunas zonas este material es suficientemente denso como para formar nebulosas.
El material que compone las nebulosas puede tener dos orígenes, el primero de ellos tan antiguo como el mismo universo, ya que puede contener átomos de los elementos que se formaron cuando la materia que compone el universo se enfrió lo suficiente.
El otro origen de la materia de las nebulosas son las supernovas, las grandes explosiones que reparten los átomos generados durante la vida de una estrella por el espacio interestelar.

El Sistema Solar se originó a partir de una nebulosa
Cuando se acumula suficiente cantidad de material en una nebulosa, puede producirse progresivamente debido a la fuerza gravitatoria, o de un modo repentino debido a una turbulencia o agitación; en esta situación las nubes de gas pueden colapsar y originar una estrella.
En este proceso se pueden producir acumulaciones de material en otras zonas de la nebulosa original, con un tamaño suficientemente grande como para sobrevivir a la formación de la estrella, en este momento se convierten en potenciales planetas.
En el caso del Sistema Solar los planetas exteriores aparentemente crecieron lo suficientemente rápido como para poder capturar y retener cantidades sustanciales de hidrógeno y de helio de la nebulosa solar.
En cambio, los materiales más pesados "cayeron" hacia el interior del Sistema Solar, formando los planetas rocosos, entre los que se encuentra la Tierra. Sin embargo no todos los fragmentos de material dieron lugar a planetas, algunos quedaron en una zona intermedia influidos tanto por la atracción gravitatoria del Sol, como por la de Júpiter, dando lugar al cinturón de asteroides.
El principio de conservación del momento angular explicaría por qué las órbitas de los planetas están aproximadamente en el mismo plano con el Sol en el centro y que los planetas se muevan alrededor del este y roten en la misma dirección, con el eje de rotación perpendicular a su plano orbital. Aunque desde luego, estoy generalizando mucho.
Emanuel Swedenborg y la primera teoría sobre la formación del Sistema Solar
Una de las primeras teorías sobre la formación del Sistema Solar fue formulada por Emanuel Swedenborg en 1721, un científico, filósofo, teólogo y místico sueco, autor del célebre libro "El cielo en la Tierra". A Emanuel se le conoce, entre otras cosas, por una fase mística que tuvo a partir de los 56 años, cuando se dedicó enteramente a la investigación teológica, psicológica y filosófica, influyendo posteriormente a muchos pensadores e investigadores, entre los que se encuentra Jorge Luis Borges, que escribiría sobre él:
Más alto que los otros, caminaba
Aquel hombre lejano entre los hombres;
Apenas si llamaba por sus nombres
Secretos a los ángeles. Miraba
Lo que no ven los otros terrenales:
La ardiente geometría, el cristalino
Laberinto de Dios y el remolino
Sórdido de los goces infernales.
Sabía que la Gloria y el Averno
En tu alma están, y sus mitologías;
Sabía, como el griego, que los días
Del tiempo son espejos del Eterno.
En árido latín fue registrando
Ultimas cosas sin por qué ni cuándo.
(Jorge Luis Borges, Buenos Aires, abril de 1972)
Actualmente Emanuel Swedenborg es considerado por los miembros de la Nueva Iglesia un profeta, y veneran las escrituras que dejó. Un final un poco irracional para una persona bastante racional, ¿no te parece?