Que los mamíferos superiores reaccionen ante el medio inteligentemente no es increíble, sus cerebros están acondicionados para ello. Sin embargo, ¿quién diría que hasta animales tan simples como las hormigas pueden tener comportamientos sabios si se producen las condiciones necesarias?
Estudios realizados con la Temnothorax longispinosus, especie que habita en los bosques mixtos del noreste de los Estados Unidos, prueban que estas hormigas detectan a sus peores enemigos y desarrollan respuestas altamente agresivas.
Esta especie de hormiga es invadida regularmente por homólogas esclavistas con el objetivo de robar sus ninfas. La respuesta de las primeras, una vez distinguen de quiénes se trata, es atacarlas con feroces mordeduras y picadas. Por el contrario, si los intrusos son de poca monta, dichas hormigas no desperdician el tiempo en combatirlos.
Los expertos se proponían conocer la reacción de la Temnothorax longispinosus frente a distintas especies invasoras. El experimento consistió en introducir en las colonias de hormigas cuatro tipos de intrusos diferentes: unos desconocidos, hormigas de la misma especie, competidores familiares y hormigas esclavistas.
Los intrusos más peligrosos, sin lugar a dudas, son estas últimas, pues dicha especie mata a la reina y a las obreras, llevándose la prole de la colonia. Una vez en sus madrigueras, los esclavos realizan todas las tareas pesadas: atender a la reina, cuidar de las crías y recopilar alimentos.
Frente a ellas, las Temnothorax longispinosus reaccionan de manera extrema hasta acabar con sus vidas. Para sorpresa de los investigadores, al resto de los intrusos sólo lo arrastran fuera del nido, evitando malgastar energías.
Lo que está sucediendo en términos evolutivos es que las hormigas toman una decisión a partir de distinguir claramente las características de sus oponentes. Se produce un ajuste de la respuesta de acuerdo a la realidad que se enfrenta, lo cual es definitivamente un comportamiento lógico y muy sagaz.