Como cualquier hombre de ciencia sabe, ciencia no es únicamente números, gráficas y fórmulas. La ciencia, en su espectro real, no se enfoca únicamente en ciencias duras y naturales, sino que incluye ciencias humanas, y me parece importante hacer hincapié en esto para resaltarlo. Por ello, dedico en Grandes Científicos un apartado a destacar la figura de uno de los hombres clave de la antropología: Franz Boas.
Boas es considerado el padre de la antropología americana en su totalidad, una escuela de antropología muy enfocada a los estudios culturales, y que tiene la particularidad de que entre sus disciplinas incluye a la arqueología (que en Europa se asocia a la historia). Franz Boas no era norteamericano, era alemán, pero por esas cosas del destino terminó consagrándose como científico en el continente americano.
Franz Boas nació en Minden, Westfalia, el 9 de julio de 1858. Tenía ascendencia judía y desde pequeño desarrolló un interés por las ciencias naturales y la naturaleza en general. De hecho, se especializó en matemática, física e incluso llegó a incursionar en geografía. Sin embargo, tras doctorarse en la Universidad de Kiel, se comenzó a interesar en la filosofía y la estética.
La geografía lo llevó a estudiar las migraciones de los pueblos Inuit, lo cual lo aproximó a los estudios escenográficos y a reflexionar sobre la importancia de las diferencias culturales entre los pueblos. De hecho, profundizó estudios en estos pueblos llegando a publicar muchos artículos al respecto.
La antropología boasiana, como así se la conoce, se diferencia bastante de lo que eran los estudios antropológicos y etnológicos hasta ese entonces. La antropología estaba fuertemente ligada a los estudios museísticos. De echo, varios estdios de etnología se realizaban en escritorio sin siquiera ir a campo, basándose en relatos e investigaciones de terceros que estuvieron en las tribus estudiadas.

Por supuesto, el talante evolucionista estaba presente en la antropología de la época. El continuum evolutivo llevaba indiscutiblemente hacia la supremacía de la cultura occidental, y el resto de las realidades culturales se estudiaban como si fueran peldaños de un proceso largo de desarrollo cultural.
Sin embargo, Boas adoptó una óptica revolucionaria. Rechazó las teoría de Lewis Henry Morgan que sostenían que las sociedades humanas en su totalidad partían de una forma de organización matrilineal hacia una patrilineal, tirando abajo una máxima evolucionista y probándola empíricamente.
Boas comenzó a trabajar en los Estados Unidos destacándose entre sus investigaciones el caso de los Kwakiutl, donde estudió a fondo la práctica del Potlatch, una manifestación que se convirtió en un elemento de referencia en el estudio de las sociedades redistributivas con la riqueza.
Allí Boas enmarcó empíricamente sus conceptos teóricos, desarrollando a fondo la teoría del particularismo histórico. La misma sostenía que la historia cultural de los pueblos debe ser estudiada de forma particular y diferenciada, para conocer sus raíces y su desarrollo individual. Esta perspectiva se oponía también a las teorías de corte difusionista provenientes de Alemania, que también enfocaban sus estudios desde una perspectiva evolucionista.
Boas falleció de un derrame el 21 de diciembre e 1942, dejando un enorme legado de publicaciones e influencias en destacados antropólogos posteriores en el tiempo, de la talla por ejemplo de Claude Levi-Strauss.