Existen personas malvadas y eso no se puede negar, nos basta con ver las acciones de Adolf Hitler o Charles Manson, por tomar un par de ejemplos conocidos por todos. Sin embargo, es difícil decir si realmente nacieron malvados o fue su entorno y crianza que les dieron esas características. Me inclino por la segunda, dado que todos los humanos nacemos con patrones biológicos similares y conformamos nuestra personalidad en lo social, pero aun así, es mejor analizarlo en profundidad.
La genética y el mal

Para algunos investigadores la maldad va atada a nuestros genes, y algunas personas simplemente nacen malas. Pero es necesario revisar esta idea: primero librarnos de las concepciones religiosas que conlleva la palabra maldad y segundo, no tomar esta idea como algo tan horrible que sea imposible de explicar.
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Si fuera realmente cierto que nacemos malos, ¿cuál es el esfuerzo en criar a un hijo o la necesidad de educar a alguien? Aunque hagamos un gran trabajo de todas maneras saldrá malo si así está dispuesto. Se confunde por un lado la predisposición a comportarse mal y las razones para comportarse mal.
El entorno como factor fundamental

Los psicólogos han encontrado que las personas que cometen crímenes graves en su adultez fueron generalmente niños abusados y con una infancia complicada. Pero por otro lado, no todos los niños abusados crecen para ser criminales. Este es el punto que nos hace dudar de si la genética tiene o no que ver con la maldad.
En 2002, se encontró que los niños maltratados que tienen determinada variante de un gen especial, producen una enzima que puede llegar a causar comportamientos violentos. El problema es que los niños que tienen un gen que produce niveles bajos de esta enzima no son violentos.
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El gen del mal
El llamado gen del mal ha demostrado ser difícil de encontrar, y tenemos dos posturas opuestas en cuanto a su existencia: los científicos que estudian el cuerpo humano y están a favor de su existencia, y los científicos sociales, que lo toman como algo no decisivo.
Las tendencias genéticas hacia los comportamientos agresivos no implican que exista un gen del mal, porque eso significaría que existieran familias enteras de asesinos. No es algo que pueda heredarse o llevarse en la sangre como un único gen causante de todo.
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Al parecer no podemos fijarnos en las anormalidades a nivel de las enzimas o los genes, sino que esto va de la mano con la crianza y el entorno. No se pueden separar ambas cosas, porque no son determinantes por si solas para la formación de un criminal.