Estos son todos los colores que puede tener la luna y su explicación científica
Es probable que recuerdes cómo en la primaria te explicaron que la luna no es como un foco enorme que brilla con luz propia, sino que este satélite natural refleja la luz del sol. Algo similar sucede cuando el cielo nos presume una luna vestida de rojo o de azul. Ambos fenómenos son raros, y aunque parezcan sacados de un libro de fantasía, hay una explicación científica detrás de ellos.
La verdad es que la luna no cambia de color. Es decir, la superficie de los planetas y sus satélites no cambian de aspecto de un momento a otro y sólo durante unos minutos (imagínate que la Tierra se volviera morada un día al año, qué impresión). Lo que sí cambia es cómo nuestros ojos perciben su color.
El porqué de la luna roja

El hecho de que veamos la luna más azul o más roja de lo habitual depende de la química y la física. Como explica la NASA, los colores de la superficie lunar dependen en gran parte de las concentraciones de hierro y titanio presentes en ella. Las variaciones en esos elementos cambian la reflectancia de las regiones, por ello es que no vemos la luna sólo como un puntote blanco, sino con diferentes gamas de grises en su interior.
La presencia de óxido de titanio, además de modificar qué tanto se refleja la luz, también hace que el satélite parezca cambiar de colores: del rojo al azul. Incluso hasta el estado físico de la superficie de la luna puede cambiar cómo la vemos desde la Tierra.
La explicación de la NASA de por qué la luna se tiñe de rojo durante los eclipses suena tan romántica que parece sacada de una novela de amor nostálgico. Pero no, es pura ciencia. En ese momento, la luna eclipsada refleja la luz enrojecida proveniente de todos los amaneceres y atardeceres que se filtran desde diversos puntos del planeta. Naranja o roja: esta es la explicación detrás de todas ellas.
¿Y qué pasa con la luna azul?

En cambio, lo que ocurre con la luna azul es muy distinto. Para empezar, las lunas azules no existen como tal. ¿QUÉ? Lo normal es que cada mes del año cuente con una luna llena, pero cuando una segunda logra asomarse en el mismo mes, recibe el nombre de "luna azul". Este fenómeno se repite, más o menos, cada dos años y medio, como detalla la NASA. De hecho, en inglés se utiliza la frase "once in a blue moon" ("una vez en la luna azul") para referirse a sucesos raros que casi nunca pasan.
No es posible que la fecha del calendario cambie las propiedades físicas de un astro, por lo que la luna azul se ve igual que cualquier otra. Pero eso no quiere decir que las lunas de color celeste sean un mito. Son todavía más extrañas que las rojas, pero sí son reales.
Cuando en la atmósfera hay partículas que dispersan la luz azul, la luna se ve roja. Y al revés, cuando las partículas dispersan la luz roja, la luna se maquilla de azul. Esto puede suceder debido a un gran incendio o a la explosión de un volcán. Así sucedió cuando el volcán Krakatoa hizo erupción en Indonesia en 1883, y también con El Chichón en México, en 1983. Las cenizas de ambas erupciones modificaron las condiciones atmosféricas de tal manera que la luna se vio azul para sus habitantes.
Es decir: aunque la luna se vista de colores, luna se queda. Por cierto, ¿ya sabías que en abril podremos ver una luna rosa?
Para saber más: