Ciencia y Tecnología

¿Estás listo para comer salmón transgénico?

20 Dic 2015 – 11:00 AM EST

¿Te apetece un salmón transgénico marinado en salsa de ostras? Pronto podrás saborearlo, porque ya Estados Unidos dio luz verde a la venta al público del primer alimento animal genéticamente modificado por el ser humano.

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¡Tres años es una eternidad!

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El salmón natural tarda unos tres años en alcanzar su peso comercial. Demasiado tiempo para la voracidad del mercado de consumo actual. Además, el salmón ha venido ganando la preferencia del público, en tiempos de fitness, dietas sanas y cuidados del corazón, por ser una proteína rica en grasas poliinsaturadas Omega 3, que el organismo no fabrica y que son muy beneficiosas para el funcionamiento del sistema cardiovascular ¿Y por qué no apuramos un poco a esos peces? se preguntó hace algunos años la empresa estadounidense Aquabounty.

Antes del salmón transgénico, tuvimos el de criadero

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La prueba de que quizá dentro de poco ya todo el mundo estará consumiendo salmón, sin reparar en si es transgénico o no, la tenemos en el salmón de criadero. Ya casi nadie se fija en si el salmón que come es silvestre o de criadero.

Pero en los años 70 del pasado siglo, cuando empezó a masificarse la cría de salmón y otras especies, los pescados «de segunda» recibieron toda clase de críticas, algunas parecidas a las actuales con el transgénico. Que si en esos estanques no se mueven lo suficiente y no desarrollan buena carne, que si están más expuestos a microbios y enfermedades, que si ese Omega 3 artificial no puede ser bueno. Al final, todo el mundo se acostumbró al salmón y otras especies de criadero y solo los gastrónomos expertos quizá notan la diferencia.

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Un «Canal de Panamá transgénico»

El salmón atlántico, pescado y criado para el consumo en Estados Unidos y otros países, tarda tres años en alcanzar su tamaño comercial. Cruzando el Canal de Panamá, la empresa Aquabounty fue en busca del salmón real o chinuc, que vive en el Pacífico y es muy apreciado y costoso por su escasez.

Los biólogos introdujeron hormonas del salmón real y de otro pez en el salmón atlántico, terminando por configurar un organismo transgénico que es capaz de pesar en 18 meses lo que a los silvestres les toma 36, el nuevo AquAdvantage Salmon.

¡Un Frankenstein de los mares anda suelto!

Con un consumo masivo de tantas cosas artificiales, la principal queja de las asociaciones de consumidores y organizaciones ambientalistas no es el sabor o la calidad del pescado transgénico. El mayor cuestionamiento está, y no es un hecho menor, en que los salmones escapen de su criadero y comiencen a cruzarse con otros ejemplares.

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¿A dónde conduciría esto? En el mejor de los casos, dicen los críticos más moderados, a un desequilibrio natural introducido violentamente por el hombre en un medio que la naturaleza ha tardado cientos de millones de años en diseñar. Los más pesimistas ya ven ejércitos de peces monstruosos poblando los mares.

La empresa de biotecnología asegura que ha tomado todas las medidas para impedir que algún ejemplar escape del único criadero autorizado, situado en Panamá, pero ya podemos imaginar  lo difícil que será. En algún momento un huevito se extraviará y se desatarán los demonios del futuro, dicen los opositores más arduos.

Otra cosa que ha irritado a los gremios de consumidores estadounidenses es que hay un vacío legal y el vendedor, por ahora, no está obligado a anunciar en el empaque o en la pescadería de si se trata de salmón transgénico.

¿Y tú, ya estás listo para tus primeros rollitos de salmón transgénico rellenos de champiñones?

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