Uno de los fenómenos estelares que más llamó la atención de los astrónomos cuando se descubrió son las enanas marrones. Estos raros cuerpos celestes están hechos de la misma materia que el resto de las estrellas; sin embargo, su masa es más baja y no consiguen brillar, lo que las ubicaría a medio camino entre sus hermanas y los planetas gaseosos. Dado que las enanas marrones no son ni estrellas ni planetas, cabe preguntarse cómo clasificarlas.
Formación de estrellas y planetas

La formación de una estrella es un proceso que comienza con una nube de gas muy concentrado, en cuyo centro la temperatura es tan elevada que el hidrógeno se fusiona en helio, liberando mucha energía. Resultado: el objeto brilla por sí mismo.
Los planetas en cambio se forman de partículas de polvo que han quedado tras la formación de estrellas. Dichos cuerpos colisionan y se unen, mas no hay la temperatura necesaria para que dichas partículas se fusionen y liberen energía. Por tanto, no podrá nunca brillar con luz propia.
¿Qué es una enana marrón?
Muchos científicos han dado en llamar a las enanas marrones estrellas fallidas pues al formarse tienen una masa que oscila entre la masa de los planetas gigante y las estrellas pequeñas. Se considera que un objeto es una enana marrón si es de 15 a 75 veces más masivo que Júpiter. Con este rango de masa es imposible que se produzca la fusión de hidrógeno común en las estrellas y, por tanto, su luminosidad es muy baja.
¿Enanas marrones o rojas?

Encontrar una enana marrón es muy difícil precisamente porque brillan débilmente. Mientras más joven es uno de estos cuerpos, más brillante luce. Por eso, a los científicos les es más fácil hallarlas justo cuando se forman. Entonces emiten radiaciones solo en las bandas infrarrojas. En sentido estricto las enanas marrones deberían ser llamadas enanas rojas, pues lucen realmente así.
Descubrimiento de enanas marrones
Desde 1995 los astrónomos han logrado detectar algunas enanas marrones. Lo interesante es que todas ellas forman parte de un sistema binario, o sea, un sistema compuesto de dos estrellas, una de las cuales gira en torno a la otra.
La enana marrón más conocida que puede ser observada desde la Tierra con telescopios es la denominada Glise 229B, que gira alrededor de Glise 229A. La distancia entre ambas estrellas es la misma que del Sol a Plutón. Este sistema se encuentra a 19 años-luz de nuestro planeta y se cree que tenga una edad entre 1 y 5 mil millones de años.
Especulaciones científicas sobre las enanas marrones
Al ser objetos tan enigmáticos, muchos especulan sobre los nexos que puedan existir entre estos objetos sub-estelares que no emiten luz y las grandes interrogantes del universo, como la materia oscura.
Otros, dadas sus condiciones —bajas probabilidades de reacciones nucleares, ausencia de rayos ultravioletas, luz tenue—, hablan de la posibilidad de que en ellas se desarrolle una atmósfera planetaria en la que pudiera originarse vida.
Indudablemente las enanas marrones, ni estrellas ni planetas, constituyen aún un campo abierto a la investigación astronómica. Solo la ciencia y el avance de la tecnología lograrán, paulatinamente, encontrar aproximaciones que puedan explicar tan interesantes cuerpos celestes.