Lejos de esos colores, misticismos y dioses que convierten la India en uno de los países más carismáticos del mundo, también encontramos numerosas realidades y costumbres que alimentan el lado más oscuro de la nación del Taj Mahal, muchas veces dictadas por las creencias religiosas o los códigos familiares.
En el caso del sati, uno de los rituales más diabólicos de la India, machismo y fanatismo se entremezclan dando como resultado una de las prácticas más polémicas del mundo.
La hoguera de la discordia
Cuenta la leyenda que la diosa Sati, enfurecida por el injusto trato que su consorte, Lord Shiva, recibió de parte de su padre Daksha, decidió inmolarse en la hoguera en la que su amado pereció para renacer como la diosa Parvati, dando pie a una creencia que comenzaría a gestarse en la antigua ciudad de Eran, ubicada en el actual estado de Madhya Pradesh, alrededor del 500 DC. En aquel lugar ciertas viudas de las tribus pertenecientes a las castas guerreras comenzaron a lanzarse, de forma voluntaria, a las piras funerarias en las que incineraban a sus maridos como un acto de amor y pasión, emulando los pasos de la diosa Parvati a la que se rendía tributo en esta zona de la India.
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Tildado como símbolo de devoción por parte de los locales, la razón por la que el sati también era llevado a cabo residía en la fortuna que, una vez muerto el marido, volvía a su familia, por lo que la esposa quedaba huérfana de cualquier riqueza o patrimonio. Debido a tal injusticia, la decisión de yacer junto al esposo fallecido se convertía en la única solución, una teoría apoyada por los expertos basándose en el maltrato que la mujer recibe en la India desde hace siglos.

El sati hoy
Durante la dominación británica, muchos fueron los altos dirigentes occidentales que contemplaron con horror esta práctica, siendo el Gobernador de Madras, Lord William Bentinck, quien abolió el sati en 1829. No obstante, y pese a quedar reducido a un tabú restringido por posteriores dirigente hindús, el sati sigue siendo ejecutado actualmente de forma clandestina, siendo muchas las situaciones en las que la mujer aprovecha la pérdida para suicidarse lejos del rigoroso ritual previo al sacrificio.
En muy pocos casos, algunas mujeres también han decidido lanzarse a la hoguera en la que yacían sus hijos, un gesto que divide a la opinión que "respeta" el sacrificio pero condena la baja autoestima de una mujer convertida en blanco de todas las barbaries del subcontinente indio.
El sati es uno de los rituales más polémicos de la India, país en el que aún siguen practicándose estos sacrificios que denotan el machismo y la ciega devoción de una cultura en la que actos como la dote están a la orden del día. Muchos hablan de progreso, y no vamos a negar que la India se perfila como una de las potencias del futuro, pero sí es cierto que su historia pesa mucho más sobre un subcontinente aún estigmatizado por las muchas creencias alimentadas durante siglos.
¿Qué opinas tú de este ritual?