Ciencia y Tecnología

El polémico Síndrome de Estocolmo

22 Nov 2013 – 12:00 AM EST

Hoy queremos hablarte de una de las más polémicas e interesantes reacciones psicológicas que se conocen y estudian en la actualidad en el campo de las ciencias de la mente, el llamado “ Síndrome de Estocolmo”. Conozcamos de que se trata en este artículo.

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¿Cómo se identificó el Síndrome de Estocolmo?

Las reacciones de la mente humana ante los traumas pueden ser tan variadas como podamos imaginarnos. Sin embargo, en ocasiones, ciertos tipos de respuestas ante situaciones extremas pueden ser tan similares en tantas personas que para su mejor estudio y tratamiento son agrupados y clasificados por los especialistas de la mente de diferentes maneras.

En el año 1973, en Estocolmo, la tranquila capital de Suecia, ocurrió algo muy inusual que conmocionó al país, el asalto al Banco de Crédito de la ciudad. El asalto se complicó cuando los delincuentes fueron descubiertos y la policía rodeó el edificio, lo cual provocó que los clientes fueran retenidos como rehenes durante varios días.

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Mientras pasaban las horas y las negociaciones se extendían, y a pesar del terror obvio de sufrir esta situación, los cautivos se fueron identificando de tal manera con sus raptores que terminaron colaborando con ellos y protegiéndolos de los cuerpos de la policía.

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El fenómeno llegó a tal punto que, al ser liberados, algunos rehenes no querían separarse de los asaltantes y llegaron a besarlos y expresar una extraña devoción por ellos. Esta reacción ante el cautiverio fue bautizada como Síndrome de Estocolmo por el psiquiatra Nils Bejerot, asesor de la policía sueca.

¿Qué explicación tiene el Síndrome de Estocolmo?

Desde un punto de vista psicológico, esta reacción está considerada como una de las numerosas respuestas emocionales que puede presentar una persona secuestrada debido a la vulnerabilidad e indefensión extrema que produce el cautiverio, si bien no es particularmente frecuente.

Este síndrome se presenta sólo cuando la persona se identifica de manera inconsciente con su agresor, en ocasiones por considerar que es responsable de la propia agresión, lo que la lleva a imitar moralmente e incluso físicamente la personalidad del delincuente o adoptar determinados símbolos de poder que lo caracterizan.

El Síndrome de Estocolmo se entiende actualmente como un mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, quien al no poder responder oportunamente a la agresión del secuestrador, para mantener un equilibro psicológico, reprime esta respuesta defensiva natural de tal manera que tienden a acumularse y dirigirse contra sí mismo. Esto conlleva a una progresiva identificación con el agresor, pudiendo surgir sentimientos de simpatía y agradecimiento hacia él incluso una vez terminado el secuestro, por haberles “permitido” seguir vivos, aunque esto no haya sido por voluntad propia del secuestrador, sino de una oportuna intervención policial.

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Una cosa en la que coinciden muchos expertos, es que para desarrollar esta reacción emocional es necesario que la víctima no se sienta extremadamente maltratada o violentada, ya que esto podría transformarse en una especie de barrera defensiva e impediría la identificación con los captores y la posibilidad de aceptar lo “bueno” que pueda haber en sus propósitos o actitudes. No obstante, este límite es muy variable entre las diferentes personas, por lo que para las que una determinada acción puede resultar una agresión personal fuerte e imperdonable, para otras puede no serlo tanto y no impedir que desarrolle el Síndrome de Estocolmo.

Aunque fue identificado en un principio en rehenes, también se ha diagnosticado este síndrome en personas que son agredidas en su entorno familiar, las víctimas de incestos, los miembros de determinadas sectas, prisioneros en campos de concentración, prisioneros de guerra y niños que han sido torturados psicológicamente.

Ciertamente curioso, ¿verdad? Conocías el polémico y extraño Síndrome de Estocolmo? ¿Te gustaría conocer acerca de otros síndromes raros, como el Síndrome de Stendhal?

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