No hay nada peor cuando la enfermedad toca a la puerta (y eso que estoy hablando de males menores como gripes) que trastornan todo el funcionamiento y la armonía familiar.
Niños a los que las medicinas no alivian y quieren estar en brazos de mamá, que en la noche no pueden dormir, y a los que hay que limpiar constantemente, además de lavar sábanas y limpiar extra. Cuando es el turno del esposo, té y sopas para un moribundo que tiene lo mismo que tú, pero que la sabia naturaleza inmoviliza mientras tú sigues haciendo los quehaceres cotidianos.
Pocas veces me he enfermado de tirarme en una cama, creo que mi cuerpo sabe que es un “lujo” que no me puedo dar, sin embargo, pienso que cuando el cuerpo nos da esa señal, es momento de bajar el ritmo, no podemos pretender que todo siga igual cuando algún miembro de la familia enferma.
Coordina un playdate para que los niños estén fuera, simplifica la comida (por un día que coman cereal y pizza no pasa nada), ten a la mano manzanas y bananas que no necesitan la ayuda de un adulto para comerlas, mucha agua y paciencia.
El no cuidarnos crea un círculo vicioso que nos debilita y nos hace más proclive a la enfermedad o que una gripe que iba a durar tres días nos deje fuera de combate por casi dos semanas. Así sea de a ratitos, a reposar y bajar el ritmo.
Si ya enfermaste mira qué debes comer cuando tienes gripe.