Edición de genes a bajo costo, ¿una nueva forma de bioterrorismo?
Desde sus comienzos en 2012 con técnica CRISPR-Cas9, la edición de genes se ha convertido en una herramienta accesible y no solo para las instituciones científicas.
Las técnica de edición de genes es utilizada en proyectos de salud pública y para debilitar la habilidad de algunos mosquitos de transmitir enfermedades, como el virus del Zika, entre otras cosas.
Si bien se ha vuelto más accesible y utilizada para proyectos relevantes, existe el temor de que por su fácil acceso pueda terminar en manos equivocadas.
El Director Nacional de Inteligencia de EE. UU., James Clapper, emitió una evaluación de amenaza, buscando alertar a la comunidad de inteligencia acerca de los riesgos potenciales de la edición de genes.
A pesar de ser una gran promesa para la agricultura y la medicina, la tecnología ahora forma parte de la lista de armas de destrucción masiva.
¿Un arma para el terrorismo?

Se teme que terroristas aficionados, actores no estatales como el daesh (« ISIS») o los rogue states (estados amenaza) como Corea del Norte, puedan usar esta tecnología para crear un arma biológica que cause un caos como nunca antes.
El Pentágono busca evitar que eso suceda, encontrando un camino seguro para frenar la tecnología emergente. Sin duda es algo difícil no descartar la investigación científica que vale la pena pero al mismo tiempo controlar y seguir posibles amenazas.
El porqué del temor
Lo que ocurre es que el costo de la edición genética ha disminuido dramáticamente y además la información sobre el uso de esta técnica no está confiscada, es de fácil acceso para cualquiera.
Científicos de la Universidad de Stanford aseguran que la ingeniería genética puede estar disponible en cualquier dominio público, es por eso que el Pentágono quiere desarrollar genes seguros que puedan utilizarse para neutralizar sustancias peligrosas diseñadas por biohackers.
El miedo también se intensificó con las recientes innovaciones de lo que llaman unidades de genes ( gene drives). En vez de limitarse a la alteración de genes de un organismo para un determinado efecto, las unidades de genes hacen que el rasgo sea hereditario, por lo que sería transmitido a casi todos los organismos de generaciones posteriores.
El Departamento de Defensa estadounidense está aprovechando el área de investigación del Pentágono ( DARPA) y creando un programa de Genes seguros con herramientas de bioseguridad.
El director del programa de la agencia, Renee Wegrzyn, contó a los medios que lo que DARPA busca hacer es «desarrollar controles para la edición de genes y tecnologías derivadas para apoyar la investigación responsable y defenderse de actores irresponsables que podrían liberar intencionadamente organismos modificados».
Para lograrlo la agencia está llevando a cabo una serie de herramientas versátiles que se pueden aplicar de forma independiente o en combinación y que permitan apoyar la bioinnovación y combatir las amenazas biológicas. Además del DARPA, el FBI también ha creado una rama especial dentro de la Dirección de armas de destrucción masiva para hacer frente al biohacking.
Sin duda la amenaza de que esto suceda es real, y es importante que cada vez más organismos puedan crear programas que permitan regular y controlar las amenazas sin censurar la innovación de esta tecnología.
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