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Desempleo tecnológico: desafíos y problemas de cara a un futuro con robots en lugar de trabajadores

12 Mar 2017 – 02:00 PM EDT

El temor a que el avance tecnológico deje obsoleto el trabajo humano y sea éste reemplazado por máquinas o robots, es tan viejo como la existencia misma de la tecnología, o en todo caso del trabajo remunerado como principal método de subsistencia.

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Con la sofisticación tecnológica, naturalmente, la preocupación ha crecido, al mismo tiempo que los estudios, proyecciones y predicciones.

En general, no hay un consenso tan claro sobre cuál será la tendencia en el futuro.

Cambios inevitables en la fuerza laboral

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Aunque durante gran parte del siglo XXI las opiniones mayoritarias de expertos sostuvieron que la innovación tecnológica no generaba una gran tasa de desempleo en el largo plazo, esta noción ha comenzado a revertirse en los últimos años, en los que se sucedieron varios estudios que apuntaban a lo contrario.

Ahora, la disminución sustancial de los puestos de trabajo en manos de la tecnología resulta innegable, especialmente si se toman en cuenta ciertos rubros y oficios.

(Una útil herramienta implementada por BBC, con datos de 2015, permite ingresar el área en el que realizas tu trabajo y calcula la probabilidad de que éste sea sustituido por máquinas en los próximos 20 años. Por ejemplo, las ventas telefónicas y los puestos de mecanografía o de secretaría legal, están entre los más altos con una probabilidad cercana al 100%; pero si eres manager de un hotel o alojamiento, si trabajas como consejero o inspector educativo, como terapeuta, psicólogo o en los servicios de salud, no tienes demasiado de qué preocuparte)

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El debate sobre el futuro, y la incertidumbre que genera, parece reducirse en cierta medida al optimismo o pesimismo de a quien se le pregunte.

Los expertos más optimistas argumentan que, aunque la tecnología elimine puestos de trabajo, también suele crearlos.

Una encuestra realizada por el Centro de Investigación Pew en 2014, en la que se consultó a casi 2000 profesionales de la tecnología y economistas, arrojó opiniones divididas: un 48% consideró que era muy probable que las nuevas tecnologías eliminaran más puestos de trabajo que los que podrían crear, mientras que el 52% restante opinó lo contrario.

Los más pesimistas, por su parte, aseguran que los avances tecnológicos no solamente afectarán a los trabajadores no especializados, los que realizan tareas esencialmente físicas y de bajo salario que pueden ser reemplazados con una máquina, sino también a trabajadores altamente calificados y mejor pagados, que realizan tareas consistentes en procedimientos ya bastante establecidos, que podrían ser realizados por algoritmos sofisticados.

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Otro estudio, realizado en 2015 por McKinsey Quarterly, determinó que en la gran mayoría de los casos, la computarización de algunas tareas no basta para prescindir por completo de un trabajador, sino simplemente para automatizar ciertas partes de su trabajo.

Por último, cabe citar el estudio más reciente, que determinó que los puestos de trabajo se reducirían aproximadamente un 6% en los Estados Unidos, de aquí a 2021, comenzando por oficios como los conductores de camiones y taxis.

El impuesto a las máquinas

Como se ve, el asunto es bastante complejo, y aunque en términos macroeconómicos todavía no haya una posición clara y definida de los efectos que irá teniendo este fenómeno en los años próximos, muchos ya están previendo posibles soluciones para los escenarios menos favorables.

Esperar lo mejor pero prepararse para lo peor, como se suele decir.

Y el peor escenario, de ocurrir, estaría caracterizado por una profunda desigualdad económica.

Una nota reciente de The Guardian, es bastante pesimista. Asegura que no solamente seguiremos perdiendo puestos de trabajo a manos de las máquinas y los robots, sino que además esto hará a los ricos cada vez más ricos.

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Suena lógico: si los empresarios  y los dueños del capital pueden prescindir de trabajadores y contratar máquinas a las que no tiene que pagar un salario, sus beneficios se incrementarán.

Un incremento cada vez mayor en la automatización laboral podría permitir generar riqueza necesitando cada vez menos trabajadores, o en un eventual punto futuro sin trabajadores en absoluto.

Si el problema de la distribución de la riqueza ya es considerable en las condiciones actuales, en ese escenario futuro sería todavía mucho más grave.

Las implicaciones de ésto son sencillamente apocalípticas.

Sin embargo, algunos políticos y expertos ya están considerando una posible solución al menos parcial a este problema: impuestos a las máquinas (está claro que frenar el avance tecnológico no es una posibilidad).

Una medida de este tipo, según reporta The Guardian, ya fue considerada en el Parlamento Europeo.

Además, el político socialista francés Benoît Hamon, quien ha sido comparado con Bernie Sanders, ha incluido en su plataforma electoral un impuesto similar.

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Incluso Bill Gates se ha manifestado a favor de esta idea.

Este impuesto permitiría redirigir recursos hacia los trabajadores desplazados, ya sea a modo de pensión o para una nueva capacitación laboral.

Es al menos un principio, pero lo cierto es que el desempleo tecnológico es una amenaza que se cierne sobre el mundo con potenciales problemas graves, que necesitarán de ocurrentes y urgentes soluciones políticas.

La era más peligrosa para nuestro planeta

Stephen Hawking ha advertido recientemente sobre otros graves problemas del avance tecnológico, incluyendo el desempleo y la desigualdad, considerando que vivimos en “la era más peligrosa para nuestro planeta”

Según Hawking, el progreso tecnológico podría ser el causante de una gran catástrofe humana, ya sea en la forma de una súbita guerra nuclear, una debacle climática o un virus genéticamente modificado.

“Hemos alcanzado los medios para destruir nuestro planeta”, consideró Stephen Hawking, “pero no para sobrevivir sin él”.

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“No podemos seguir ignorando la desigualdad económica” aseguró, ya que ésta no solamente es la causante de injusticias y crisis humanitarias, sino que impide que la humanidad trabaje en conjunto para superar los grandes desafíos de estos tiempos críticos.

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