Ciencia y Tecnología

Cuidado con hablar mal del apéndice

12 Oct 2007 – 07:30 AM EDT

El apéndice ha sido siempre tachado como un órgano accesorio y desechable, y que de lo único que puede proveernos es de contraer apendicitis, que por cierto es una enfermedad nada agradable de experimentar. Pero un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad e Duke parece haber arrojado datos que cortan con la tendencia de dejar mal parado a nuestro apéndice, y otorgándole funciones que llegan al punto de salvarnos la vida.

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En nuestro sistema digestivo habitan bacterias benignas que nos ayudan a digerir los alimentos. Cuando contraemos enfermedades como el cólera o la disentería, todo lo que está dentro de nuestros intestinos es expulsado, incluso estas bacterias, haciendo peligrar nuestra vida.

El rol que juega el apéndice en este proceso es de reposición. Este órgano almacena estas bacterias hasta que llegue el momento en que necesitemos utilizarlas, y que además de almacenar las existentes, genera nuevas. Los científicos han identificado muchas células del sistema inmune en las paredes del apéndice.

El porqué de la frecuencia de la apendicitis en las sociedades occidentales se debe a que los niños no entran en contacto con la suciedad del mundo hasta que crecen, y esto hace que su sistema inmunológico se vea extremadamente reactivo ante sucesos poco importantes que normalmente no causan daño alguno (como las reacciones alérgicas por el polvo o el polen, por ejemplo). Con la apendicitis ocurre lo mismo, y “un sistema inmune sobrerreactivo podría desencadenar la inflamación intestinal asociada con la apendicitis”, señala William Parker, uno de los investigadores involucrados en el estudio.

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Esto hace ver al apéndice con otros ojos, y no como un mero accesorio inútil. Así que más vale conservarlo en lo posible.

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