Ciencia y Tecnología

¿Crees que tu hijo es hiperactivo? ¡Tal vez sólo sea un niño normal!

19 Jun 2014 – 10:00 AM EDT
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Durante muchos años, ha existido una gran controversia alrededor de lo que se llama Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), o Attention Deficit and Hiperactivity Disorders (ADHD) en inglés, que afecta principalmente a los niños a los que antes se les llamaba “culo inquieto” o “trasto”, pero a los que ahora se les llena de pastillas para que no se muevan mucho. Según una parte de los psiquiatras, se trata de un problema neurológico real que debe ser tratado y medicado, mientras que otros consideran que existe una sobre diagnosis y una sobre medicación que puede ser perjudicial a largo plazo. ¿Quién tiene razón?

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Nuevas teorías sobre el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad

En los últimos meses se han dado dos acontecimientos importantes sobre el TDAH que cabe explicar antes de pasar a la discusión sobre cuál de los dos grupos tiene más razón. Por una parte, la revista Neuron ha publicado un estudio producido por neurocientíficos de la prestigiosa Clínica Mayo (Florida) e investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), en la que se considera probado que la falta de desarrollo de una neurona determinada podría explicar el TDAH.

En concreto, estos investigadores apuntan a un problema en las neuronas dopaminérgicas, que regulan otras cosas como el placer, la motivación o el pensamiento, para su afirmación. Según el estudio, un receptor en concreto que regula moléculas para activar el crecimiento de estas neuronas estaría en un número bajo en el caso de individuos con TDAH, lo que explica que haya un fallo de interconexión y las neuronas no se desarrollen de manera completa, llevando a esta falta de atención o hiperactividad.

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Por el contrario, nos encontramos con un libro recientemente publicado por el neurólogo estadounidense Richard C. Saul, que basándose en su experiencia atendiendo a pacientes de TDAH, afirma que este término engloba hasta 20 enfermedades y trastornos que deberían evaluarse y tratarse de manera específica.

De hecho, el autor afirma que el abuso de fármacos para tratar el TDAH puede tener efectos secundarios a largo plazo como falta de sueño, ansiedad, irritabilidad, pérdida excesiva de peso, mala concentración, pérdida de memoria, menor esperanza de vida y comportamientos autodestructivos. Un prospecto realmente aterrador...

¿El TDAH es un problema realmente grave?

Probablemente, en muchos países este problema no es tan grave, pero en Estados Unidos se convirtió durante años en tema casi de salud nacional. Hasta en la serie Los Simpson se hicieron eco de ello en un capítulo en el que el director Skinner les aconseja a Marge y Homer que mediquen a Bart para frenar su falta de atención en el colegio. Como siempre, el sarcasmo y el humor ácido de Los Simpson nos ayudan a comprender algo que se ha convertido en un serio problema de salud en Norteamérica.

El caso es que, aunque según el National Insitute of Health, tan solo entre el 3 y el 5% de los niños de todo el país sufrirían este trastorno. Hay datos que sostienen que se han medicado hasta 6 millones de niños bajo la calificación de esta enfermedad, lo que supone el total de niños que habitan la ciudad de Nueva York, por ejemplo, que estarían bajo la prescripción de metilfenadato, un estimulante anfetamínico como el famoso Ritalin.

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Aceptación de la enfermedad 

Toda esta histeria sobre el TDAH proviene de la aceptación de este caso como enfermedad dentro del volumen Diagnostic and Statistic Manual of Mental Disorders que edita la Asociación Americana de Psiquiatras. El primer volumen de este manual se publicó en 1952, y aunque en una reedición del mismo en 1968 ya se introdujo algo parecido a la hiperactividad, no fue hasta 1980 que se introdujo bajo el nombre del TDAH.

Este manual, al principio criticado, fue apoyado en los 90 por un informe del Dr. Alan Zametkin que parecía probar que un reducido metabolismo de la glucosa en el cerebro explicaba el TDAH. Esto dio alas al histerismo sobre la enfermedad, pero como es imposible obtener señales del trastorno mediante pruebas médicas como análisis de sangre, el criterio utilizado para considerar a un niño como víctima del TDAH era una lista de comportamientos que padres y profesores debían examinar detenidamente. Los criterios se dividían en dos aspectos, siendo la falta de atención uno, y la hiperactividad y la impulsividad otro. Cada uno está formado por 9 criterios, y si el examinador observa más de seis de ellos, debe llamar rápidamente a los servicios especiales para que calmen a la fiera. Estos son los criterios:

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Déficit de atención:

  1. Falta de atención a detalles o errores por descuido comunes
  2. Dificultad para mantener la atención en tareas o actividades
  3. Parece no escuchar cuando se le habla directamente
  4. No sigue instrucciones y no acaba deberes o tareas
  5. Dificultad para organizar tareas y actividades
  6. Evita, le disgusta o rehúye tareas que exigen esfuerzo mental (¿Y quién no?)
  7. Pierde cosas necesarias para llevar a cabo la tarea
  8. Se distrae fácilmente por estímulos externos (¡Uy, mira, una mariposa!)
  9. Se le olvidan las actividades diarias

Hiperactividad - Impulsividad:

  1. Mueve inquietamente manos y pies, y se retuerce en la silla
  2. Se levanta del asiento en situaciones en las que se debe permanecer sentado
  3. Corre o trepa excesivamente en situaciones inapropiadas
  4. Dificultad en jugar o participar en actividades de ocio de manera tranquila
  5. Siempre está en movimiento y parece estar motorizado
  6. Habla excesivamente
  7. Responde abruptamente antes incluso de que haya acabado la pregunta 
  8. Dificultad para mantener los turnos
  9. Interrumpe o se entromete en actividades de otros 
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A ver que cuente… Sí, definitivamente soy hiperactivo, y el resto de nosotros también. O no, porque como podemos observar, se trata de una lista de comportamientos genéricos que prácticamente el 99,9% de los niños de todo el mundo hacen en su vida diaria. ¿Qué niño no ha querido jugar en el patio o molestar a los compañeros, o mandar, gritar, saltar, etc. cuando está en el colegio? Además de que parece una lista más pensada para que los padres puedan vivir sin dejar a los niños ser, precisamente, niños, el propio Dr. Richard Saul afirma que cerca del 80% de niños a los que se les diagnostica TDAH se comportan de manera normal en situaciones de un único interlocutor, como en la consulta del paciente, o que también desarrollan una conducta normal cuando la actividad les interesa, es novedosa o implica un alto nivel de estimulación.

Por lo tanto, no sería descabellado pensar que se trata, una vez más, de un brillante movimiento por parte de la industria farmacéutica, que fue capaz de observar un problema en el que todos salen ganando: la comunidad educativa no tiene que cambiar el modelo de enseñanza para hacerlo más atractivo a los niños, los padres no tienen que desesperarse porque el niño no para quieto y quiere jugar, y las farmacéuticas se hacen de oro.

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Es cierto que, si se descubre que existe un verdadero problema neurológico, se debe atacar cuanto antes para evitar también posibles efectos secundarios de un problema de hiperactividad real. Pero también es cierto que crear una nación de niños zombies no parece ser la solución a un problema que ni tan siquiera está planteado. Prevenir puede ser bueno en ocasiones, pero en estos asuntos, casi es mejor dedicarse a curar.

Y a ti, ¿qué te parece esta controversia? ¿Conoces a alguien que haya tenido este tipo de problema?

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