La palabra tumor es suficiente para asustar a cualquiera, sobre todo si se trata de uno maligno. El gran peligro de los tumores, está en que lleguen a otras partes del cuerpo o crezcan demasiado.
Alguna vez te has preguntado cómo crecen los tumores. La ciencia, por fin parece tener clara la razón por las cual los tumores aumentan su tamaño y, por ende, su peligrosidad.
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¿Cómo crece un tumor?
Los tumores, son crecimientos anormales de células y, basta con que una de ellas tenga alguna mutación, ya sea genética o por estar expuesta a sustancias cancerígenas, para que se divida y multiplique, generando una masa que podría seguir creciendo.
Los científicos, creen que en las células tumorales, hay algo más que células comunes, sino que una especie de células madre cancerígenas, las que no solo son capaces de crecer indefinidamente, sino que también llegar a otras partes del cuerpo, provocando metástasis, ya que por su naturaleza pueden adaptarse.
A diferencia de otras células cancerígenas, las células madre cancerígenas no responden a los mecanismos naturales que las llaman a dejar de dividirse y, por tanto multiplicarse, siendo esa una de las causas mas importantes del crecimiento de un tumor.
Estas células madre cancerígenas, estarían presentes tanto en los tumores líquidos, como por ejemplo los linfomas, como también aquellos sólidos, como es el caso del cáncer pulmonar, de mamás o próstata, entre muchos otros más.
¿Por qué los tratamientos contra el cáncer no pueden con las células madre tumorales?
La quimioterapia, radiación e incluso tratamientos quirúrgicos, pueden no ser suficientes para detener a estas intrépidas células madre cancerígenas.
Al no responder igual que otras células, las células madre cancerígenas pueden quedarse en el cuerpo y, hacer que el tumor reaparezca, ya sea años después o en otras partes del cuerpo.
El hecho de que sólo una célula madre cancerígena sobreviva al tratamiento, da pie para que el cáncer pueda reaparecer, ya en su forma anterior o como un nuevo tipo de cáncer.
La buena noticia es que una escasa cantidad de las células tumorales son del tipo “célula madre.”
Cuando los médicos extraen un tumor, lo revisan para ver si estas células diferenciadas están presentes, lo que da pie para el tratamiento a seguir.
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No todos los tumores presentan células madre cancerígenas, lo que de cierta forma los hace menos agresivos y más sencillos de detener y eliminar.
Si bien ya se sabe cómo crecen los tumores, queda saber cómo se originan estas células. En el intertanto, los científicos trabajan en terapias dirigidas especialmente a las células madre tumorales, curando no solo el cáncer, sino que también disminuyendo la posibilidad de una recaída.