Los físicos solares de la Universidad de California han capturado por primera vez la colisión de un cometa con el Sol. El valiente cuerpo celeste sobrevivió al calor de la corona y desapareció en la cromosfera, evaporándose a 100.000 grados Kelvin.
El equipo realizó el seguimiento del cometa al acercarse al Sol utilizando los instrumentos de las naves espaciales gemelas STEREO de la NASA. Además, pudieron estimar un tiempo aproximado y el lugar de impacto del cometa en una zona dentro de un círculo alrededor de 1.000 kilómetros de diámetro.
Los físicos llegaron a la conclusión de que probablemente el cometa pertenecía a la familia Kreutz, un enjambre de cometas griegos o troyanos expulsados de su órbita en 2004 por Júpiter, siendo esta su única aproximación al Sol.
A este tipo de cometa rasante raramente se le puede realizar un seguimiento cercano al Sol debido a la luz del disco solar que dificulta su observación.
Los astrónomos creen que la cola de este cometa era corta, apenas 3 millones de kilómetros, porque estaba compuesta de elementos más pesados que no se evaporaron fácilmente.
Lo que también explicaría el por qué pudo penetrar tan profundamente en la cromosfera y sobrevivir al fuerte viento solar, así como a las extremas temperaturas antes de evaporarse.