Científicos buscan reducir el riesgo del marcaje de animales

La avidez de conocimientos del ser humano y la necesidad de avanzar en los diferentes campos de las ciencias han llevado al hombre a servirse de animales que, por sus características, han demostrado ser sumamente útiles para numerosas investigaciones. Uno de los métodos de estudio que emplean con frecuencia los biólogos es el marcaje de especies, mayormente con nobles finalidades, pero que pueden representar un peligro para el desplazamiento y la supervivencia de los ejemplares marcados. De un interesante estudio que pretende reducir el riesgo del marcaje de animales queremos hablar hoy.
El marcaje de especies para su seguimiento
El marcaje de las especies es un método de estudio que se realiza prácticamente a diario en todo el mundo. Existen métodos muy conocidos y sencillos como el anillamiento de las aves, pero también existen otros más especializados como el marcaje subcutáneo con elastómeros fluorescentes, la colocación de cámaras, GPS, entre otros.

Estas metodologías pretenden aportar valiosa información sobre las rutas migratorias de las especies, sus movimientos locales e, incluso, se puede determinar la salud de los ecosistemas tanto terrestres como marinos. En este último medio, durante muchos años se han empleado artefactos de mayor tamaño y peso considerando que bajo el agua estos son más fáciles de llevar por los animales, lo cual ha sido recientemente cuestionado por unos científicos que plantean que podrían dificultar sus desplazamientos y con ello la facilidad para capturar alimentos o huir rápidamente de sus depredadores.
Un experimento con tortugas marinas
Según un artículo publicado por la revista Methods in Ecology and Evolution, aunque bajo el agua la pesadez del artefacto colocado a un animal no es tan importante como en el aire, sí lo es la resistencia que le hace al animal cuando se desplaza en un medio mucho más denso.
Para calcular de qué manera ocurre esta afectación, un científico de NOAA, T. Tood Jones, y sus colegas montaron un experimento en el que emplearon tortugas marinas. Estos animales se encuentran entre los animales marcados para estudios científicos con más frecuencia, con más de 50 artículos publicados cada año en los que se han adherido diferentes artefactos a estos animales, que los tienen que trasladar durante sus migraciones de cientos o miles de kilómetros a través de los océanos, estando la mayoría en peligro de extinción.
Para determinar cómo las afectan y para no perturbar animales vivos, los investigadores construyeron modelos de fibra de vidrio de 11 tipos de tortugas que fueron cuidadosamente hechos, comprobando que los materiales no causaran una resistencia mayor que la superficie de una tortuga real.
Resultados del experimento
Estas tortugas fueron introducidas en un túnel de viento que permitió calcular con diferentes velocidades y diferentes dispositivos colocados a los moldes, que la mayoría significaban un lastre de diferente magnitud para las tortugas. En las tortugas jóvenes con etiquetados voluminosos, estos aditamentos podían incluso duplicar la resistencia normal del medio para el desplazamiento del animal.
Gracias a este estudio, han sido elaborados gráficos que permiten estimar la fuerza del arrastre que necesita una tortuga en función de su tamaño y la especie que sea, así como el tamaño y la forma de los equipos colocados, lo cual permitirá calcular y reducir el efecto perjudicial sobre el animal en los estudios futuros.
Esta carga adicional, según plantean, podría agotar las energías de los animales que hacen largas migraciones hasta el punto de afectar notablemente sus posibilidades de sobrevivir y reproducirse, de ahí la gran importancia de esta interesante y novedosa investigación.
¿Qué te ha parecido este estudio? ¿Qué piensas sobre la investigación científica con animales?