Comienzo citando al Antiguo Testamento, en uno de sus versículos más enigmáticos para la arqueología histórica especializada en la Biblia. Allí se hace mención a dos ciudades, Neta'im y Gederah. La primera de ellas es la que nos interesa, pues sólo se menciona en este versículo a lo largo de todo el Viejo Testamento, y esa fugaz mención a Neta'im ha bastado para que los arqueólogos se rompieran la cabeza intentando localizar sus vestigios.
En el día de ayer, en un hallazgo arqueológico relevante para la historia del cristianismo, investigadores israelíes dirigidos por Gershon Galil, profesor de estudios bíblicos de la Universidad de Haifa en Israel, han confirmado la localización de la ciudad de Neta'im. Se trata de la ciudad Kirbet Qeiyafa, asentamiento que anteriormente se había asociado a la ciudad bíblica Sha'arayim, pero que ahora se ha corroborado su relación definitiva con Neta'im.
La clave para ello han sido justamente los ceramios mencionados en la cita bíblica. Análisis de fragmentos cerámicos y de hoyos donde se quemaban olivas han confirmado una datación de 1.000 años a.C. para el sitio, época en la que reinaba el Rey David.
“Los habitantes de Neta'im eran afareros que trabajaban al servicio del rey y que vivían en un importante centro administrativo cerca de la frontera con los Filisteos”, afirma Gail al respecto de los habitantes de la ciudad. La confirmación de que este lugar se trata de Neta'im es porque está localizado cerca del Valle Elah, identificado como el pueblo bíblico de Gederah.
Actualmente Khirbet Qeiyafa contienen ruinas de una fortaleza antigua en la cima de una colina con vista al Valle Elah. Hace 3.000 años, sin embargo, florecía aquí un humilde pueblo de alfareros desentrañado por la mejor fuente histórica del cristianismo: la Biblia.