A veces rotulamos a los hijos según el orden en que nacen, dándoles determinadas características; mientras que los mayores deben dar el ejemplo para sus otros hermanos, factor que los llena de tensión, a los menores se les conceden muchas licencias, lo que los convierte en díscolos y de difícil control.
Los hermanos de la mitad, sin embargo, cargan con el peso de pasar desapercibidos ya que sus padres concentran su atención en sus otros hermanos, y por esto desarrollan estrategias para hacerse notar, bien sea dentro del grupo familiar o en otros escenarios, manifestando lo que se llama el síndrome del hijo intermedio.
Pero, ¿en qué consiste este síndrome?, en las próximas líneas te vamos a contar algunos detalles, además cómo detectarlo y manejarlo.
¿Qué es el síndrome del hijo intermedio?
Para ser justos es más correcto usar la palabra tendencia, pues este fenómeno es más, una serie de actitudes y comportamientos que se dan por los roles que tiene cada miembro de la familia, que un conjunto de síntomas de alguna enfermedad.
Tampoco se puede generalizar que esta tendencia afecte a todos los hijos que cumplan esta característica, no obstante si se detecta una inclinación a que estos tengas determinados comportamientos.
Estos consisten en que los hijos intermedios sean más conflictivos y se metan en problemas más frecuentemente que sus hermanos, esto con el fin de llamar la atención de sus padres. En otras ocasiones tratan de imitar al hermano que sea más escuchado o vigilado.
Se dan también los casos en que estos chicos se aíslan y retraen en el seno familiar y al no poder hacerse notar allí, buscan este reconocimiento con amigos u otro tipo de grupos donde sienten que si son tomados en cuenta y ocupan un puesto especial.
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¿Cómo tratar la tendencia del hijo intermedio?
Todo se puede resumir a una palabra clave: Autoestima, si los padres se esfuerzan por desarrollar en todos sus hijos este valor, en ningún momento se van a sentir inferiores a sus hermanos, ni van a tener que tomar ninguna actitud para llamar la atención.
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De igual forma, es esencial distribuir el tiempo de tal manera que todos los hijos tengan sus momentos únicos y especiales para compartir; puede ser justo antes de ir a la cama, mientras se prepara alguna comida o se arregla la casa; lo importante es que ninguno se sienta relegado.
Otro consejo importante es que cuando se presenten las infaltables peleas entre hermanos, los padres asuman una actitud neutral y procuren cerrar la discusión. Mantener esa balanza equilibrada evita resentimientos que a largo plazo repercutan en el comportamiento de los niños.
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Otro error que se debe cortar de raíz es la comparación que se hace, a veces involuntaria, entre los hermanos, bien sea por rendimiento académico, desempeño en algún deporte o hobby o cualquier otra actividad. Los logros de cada uno de ellos deben ser manejados por aparte, sin necesidad de ponerlos de ejemplo para los demás.
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¿Tienes un hijo con estas características? ¡Cambia tu actitud y verás cómo cambia la de él!