A los bebes les encanta el agua porque se divierten y se sienten libres mientras fortalecen su musculatura y su autoestima, es por eso que la matronatación, actividad acuática entre padres e hijos, puede ser muy positiva para su desarrollo
El agua representa para el bebé el reencuentro con un medio conocido y placentero, el vientre materno, aunque una piscina no es comparable con la tripa de mamá, pero si ella o papá le acompañan, la experiencia le resultará muy agradable.
Para que la actividad resulte aún más agradable les dejo algunos consejos:
• No es importante que el bebé aprenda a nadar, de hecho, hasta los tres o cuatro años no será lo suficientemente mayor para ser autónomo en el agua, y aún entonces deberá estar siempre vigilado por un adulto.
• Cuanto más pequeño sea el niño antes se aclimatará al agua y no le cogerá miedo, los seis meses es una edad perfecta para iniciar.
• Mientras juegan y se divierten, fortalecen sus músculos, desarrollan la coordinación motora y el equilibrio, socializan con otros bebés, se relajan e incluso comen más y duermen mejor.
• No conviene empezar hasta los cinco o seis meses, cuando el bebé ya mantiene la cabeza erguida y su sistema inmunológico ha madurado.
• La temperatura del agua no debe bajar de 32 grados y la cantidad de cloro no debe superar el 0,6 por ciento.
• Al principio, las sesiones deben ser cortas, de 10 ó 15 minutos, para que el bebé se vaya acostumbrando, después no conviene sobrepasar la media hora, ya que aunque el niño disfruta, también se cansa.
• Es recomendable entrar y salir del agua poco a poco, evitar que se asuste y no forzarle nunca a hacer algo que no quiere. A la salida hay que secarle inmediatamente y no dejarle solo en el agua.