Se ha escrito tanto con respecto a este tema, ¡y sin embargo no es sencillo responder a esta pregunta con un SI o un NO rotundo!
Consideremos algunas características de la conexión madre-hijo para que llegues a tus propias conclusiones.
¿Qué es el vínculo madre–hijo?
Se trata de la relación que hay entre ellos y que se asocia típicamente con el embarazo y el parto. Sin embargo, un vínculo maternal también puede ocurrir en los casos en que el niño no está relacionado biológicamente con la madres, por ejemplo en una adopción.
Factores que influyen la conexión entre madres e hijos
Muchos factores pueden influir en el proceso de unión entre madre e hijo, tanto físicos como emocionales. Por ejemplo, un niño podría sufrir de un trastorno de ansiedad por separación de su madre a una edad demasiado temprana: se trata de una condición en la que un niño se vuelve temeroso y nervioso cuando está fuera de casa o cuando es separado de un ser querido, por lo general uno de sus padres u otro cuidador primario con el que el niño siente una fuerte conexión.

Otro ejemplo es el de las madres que acaban de parir: ellas no siempre experimentan el amor instantáneo hacia su hijo, pero al pasar tiempo con él o ella y al comenzar a criarlo, el amor y el vínculo por su hijo normalmente se fortalece.
Habiendo dicho esto, habrás llegado a la conclusión de que la vinculación madre–hijo es una experiencia que se desarrolla gradualmente: en horas, días, semanas o incluso meses.
¿Se desarrolla realmente el vínculo entre madres e hijos?
Como hemos visto, esto sucede en varias maneras. Cuando una mamá mira a su recién nacido, lo toca, lo amamanta y lo cuida, ese vínculo se está estableciendo poco a poco.
La prueba de que tal vínculo existe es que en las madres que están amamantando, el llanto del bebé estimula la bajada de la leche, ¡incluso en algunas madres adoptivas!
No hacen faltas más pruebas para afirmar empíricamente que la conexión entre madres e hijos SÍ existe, ¿no crees?