
Es normal que en un grupo de amigos, muchas parejas comiencen a pensar en bebés al mismo tiempo. Esta idea puede desencadenarse por el embarazo de alguna de las mujeres del grupo, de algún familiar o porque la edad hace que nos pongamos a pensar en formar una familia.
Cuando se nos ocurre la idea de tener un hijo
Lo más importante cuando se nos cruza la idea de tener un bebé es que, antes de comentarlo con la pareja, seamos sinceros con nosotros mismos. Deberemos preguntarnos más de una vez si realmente tenemos ganas de hacer todos los cambios que un hijo significa para nuestra vida.

Cómo hablar con la pareja
Una vez que estemos seguros de que es nuestro deseo, podremos contarlo a nuestra pareja. Para ese momento lo mejor será no hacer demasiados preparativos, para no presionar su respuesta de ninguna manera.
Puedes decírselo de la misma forma en la que acostumbras decirle cosas importantes. Puede ser durante una comida o invitándola/o a salir, para charlar tranquilos. No esperes una respuesta instantánea; recuerda cuánto tiempo te ha tomado a ti llegar a esa decisión.
Cuando hables con tu pareja, dale tiempo para que procese la información que le diste, déjala pensar, escucha sus palabras y sus intenciones, no solamente “ lo que dice” porque los nervios o la emoción pueden provocar comentarios desafortunados. Si tu pareja tiene dificultades para decir lo que piensa con claridad, ten esto muy presente cuando le preguntes si quiere tener un hijo contigo.
Cuando la conversación aparece de forma natural
También puede suceder que la conversación aparezca de forma natural. En este caso, será importante que no lleguen a una conclusión apresurada. Si bien lo fundamental para tener un hijo es desearlo, deberán pensar en los cambios de hábitos que implica la llegada de un hijo y comprometerse a llevarlos adelante juntos.
En ambos casos, pregúntense sin miedos
Será una buena oportunidad para que se hablen sin tapujos ni miedos. Como pareja deberán enfrentar toda una vida compartiendo la crianza y crecimiento de una nueva persona; no es una responsabilidad pequeña, como para dejar que los temores les impidan pensar con claridad, y no tengan miedo de decir lo que sienten.
Con franqueza y con amor, pregúntense:
- ¿Cómo se ven de padres?
- ¿Qué papel suponen debe tener cada uno en la vida del niño? ¿Serán las creencias religiosas parte de su vida?
- ¿Cómo organizarán sus días para que toda la familia pueda cumplir sus necesidades de trabajo?
Estas son algunas preguntas que pueden hacerse, piensen cómo es su vida ahora y cómo entra un niño en ella. Lo primordial es estar dispuestos a amar sin condiciones a ese niño que comenzarán a buscar; las cuestiones de dinero y de vivienda se irán solucionando a medida que hagan los planes. Piensen que si bien el niño deberá adaptarse al mundo al que llega, ustedes también deberán adaptarse a ser padres y formar esa nueva persona. Pueden también hablar con otras parejas que ya sean padres para aclarar sus miedos y pensamientos.