Estudios Cientificos

Tu nombre afecta a tu vida de todas estas formas, dicen los científicos

30 Abr 2018 – 05:00 PM EDT

Tras 48 horas de especulación y nerviosismo, el mundo vuelve a dormir en la noche. ¡Finalmente conocemos el nombre del nuevo bebé real! Se llama Louis Arthur Charles. Para muchas personas, conocer esas 18 letras era una cuestión trascendental.

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Claro, como en todos los temas, también hubo otra mirada. Para muchos, tomarse 48 horas para decidir el nombre fue demasiado. De todos modos, la ciencia está del lado de Kate y William. El nombre de un bebé no es solo una cuestión de identidad, costumbre, tradición o formalismos, también afecta a nuestras vidas de muchas formas.

Admisión en las escuelas

En el 2007, un curioso estudio científico fue llevado a cabo para tratar de confirmar evidencia anterior de otros estudios. La idea era confirmar si, como se creía hasta entonces, la primera letra de tu nombre te afecta a la hora de solicitar ser admitido en escuelas de renombre.

Como se descubrió en el estudio, las personas cuyas primeras letras del nombre están más cercanas al comienzo del abecedario tenían más posibilidades de ser admitidos que quienes tienen una primera letra del nombre más cercana al final.

Es decir, si tu nombre comienza con A tienes más posibilidades de ser admitido en Harvard que si tu nombre empieza con Z. En resúmen, Zayn Malik, no abandones tu carrera musical.

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Compradores impulsivos

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¿Parece una broma? Pues no lo es. De acuerdo a un estudio hecho en 2013, las personas cuya primera letra del apellido está más cerca del final del abecedario que del comienzo tienden a comprarse cosas mucho más impulsivamente que quienes tienen una letra que se encuentra al comienzo.

«Descubrimos que cuanto más tarde en el alfabeto aparece la primera letra del apellido de la infancia, más rápido adquiere la persona objetos al ser adultos», señalan los autores de la investigación. ¿Será Zinedine Zidane un comprador compulsivo?

Además, de acuerdo a los científicos, existe una explicación para este fenómeno tan curioso. En la escuela, el secundario o la universidad, los profesores suelen llamar a los alumnos usando el orden alfabético de los apellidos. De acuerdo a los autores del estudio, a causa de esa costumbre las personas con apellidos con Z y cercanos al final del abecedario desarrollaron un carácter impaciente.

Como señalan los autores del estudio, este comportamiento «se deriva de estructuras de ordenamiento de la infancia que ponen a los niños con diferentes nombres en diferentes posiciones en las filas».

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De adultos, a causa de sus vidas de interminable espera, estas personas, cuando tienen la posibilidad de elegir si comprarse algo ahora o más tarde se lo compran lo antes posible, saciando su necesidad de inmediatez. Ahora entiendo todo.

El valor de los nombres sencillos

Por otro lado, un estudio hecho en 2012 señala que las personas con nombres fáciles de pronunciar tienen más posibilidades de obtener un empleo que quienes tienen nombres difíciles. «Los nombres fáciles de pronunciar son evaluados más positivamente que los nombres difíciles de pronunciar», aseguran los estudiosos.

Además, un estudio de la Universidad de Marquette confirma los datos. De acuerdo a los resultados, un nombre común y más conocido asusta menos a los empleadores y le brinda a los aspirantes más posibilidades de obtener el puesto.

«Los resultados indicaron que los nombres comunes se consideraban menos únicos, preferibles y con mayor probabilidad de ser contratados. Los nombres inusuales fueron vistos como los más singulares, menos agradables y con menos probabilidades de ser contratados», indicaron.

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¿Lo ves, Arnold Schwarzenegger? Por eso no tienes un Oscar. Tal vez deberías considerar un nombre artístico como Arnie Jones o Arnie Harris.

Tus estudios, tu ciudad, tu carrera

Por otro lado, diversos estudios afirman que la primera letra de tu nombre tiene mucho que ver con qué estudias, dónde vives o dónde trabajas. Para el psicólogo Pelhman, tienes más posibilidades de estudiar psicología si tu nombre comienza con P.

Según la estadística, hay muchos más dentistas llamados Daniel, Denise o Denna que Pablo o Néstor. Mientras tanto, entre abogados ( lawyer, en inglés), existe una sobrepoblación de Laura, Lauren, Laurie, Laverne, Lawrence, Larry, Lance y Laurence, entre otros nombres con L.

No en vano el show de la familia Kardashian se llama Keeping up, ¿no crees? Por eso Ashton Kutcher, Anne Hathaway y Adam Sandler se dedicaron a la actuación.

Tus relaciones amorosas

Por si no fuera suficiente, existe un estudio que afirma que tus relaciones amorosas tienen mucho que ver con la primera letra de tu nombre. En resumen, la próxima vez que abras Tinder, tal vez desees darle like a quienes tengan nombres que comienzan con la misma letra que el tuyo.

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Por esta misma razón, el novio de Kylie se llama Kanye y sus hermanas Kendall, Khloé, Kim y Kourtney, al menos de acuerdo a los resultados del estudio. Lo mismo sucedería con la relación entre Gwen Stefani y Gavin Rossdale (ahora divorciados), o el curioso affair entre Luis Miguel y Lucía Méndez hace varias décadas.

Por otro lado, si te llamas Xavier o Yana, tal vez debas centrarte en el amor propio. O convertir a la guía telefónica en el nuevo Tinder, ¿no?

En resumen, existen muchos estudios que afirman que la primera letra de tu nombre afecta a tu vida en muchos aspectos. Sea como sea, en última instancia, eso lo decides tú. Nadie te prohibirá estudiar periodismo si tu nombre empieza con M ni te quedarás sin encontrar el amor por tener un nombre que empieza con X.

No obstante, estos datos nos permiten conocer un poco más del comportamiento humano y su búsqueda de familiaridad, incluso en el lenguaje. Y tal vez esta sea la razón de que los padres de Louis Arthur Charles, el nuevo bebé real, tardaran tanto en elegir los nombres o le pusieran tres.

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