
Desde chicas se nos inculca que a medida que vamos creciendo debemos encontrar ese algo que nos guste mucho y que en nuestra vida adulta se convierta en nuestra profesión.
Pero, ¿qué pasa cuando no sabemos cuál es nuestra vocación o cuando no hay una sola cosa que nos gustaría seguir por el resto de nuestras vidas? Estos dos escenarios son más comunes de los que parece, así que si es tu caso ¡no entres en pánico! De hecho, es un dilema que surge tanto en la adolescencia como a lo largo de nuestra vida adulta. ¿Nuestro mensaje? ¡No es problema! Solo hay que aprender cómo manejarlo.
Animate al cambio
Hay muchas personas que dedican años de su vida a una carrera y al terminarla se dan cuenta de que no era lo que querían hacer. O peor aún, quienes dedican su vida a seguir una profesión solo por una cuestión de mandato y sin pensar en su bienestar emocional. Si sos de las que está teniendo la duda, quizás sea mucho mejor que cerrar los ojos y seguir para adelante.
Por suerte son cada vez más los que se animan a cambiar el trayecto en medio del camino: los jóvenes que cambian de carrera o los adultos que lo dejan todo en pos de cumplir un sueño.
Es probable que exista para algunos esa vocación para toda la vida. Pero para los que no, ¿qué mejor que varias vocaciones para toda la vida? Puede que te interese más de un tópico, y no hay nada malo en eso. De hecho ¡es una suerte! Tu vida puede ser mucho más entretenida.
Una alternativa es ir probando y después quedarte con lo que más te guste. O por qué no, hacer varias cosas a la vez (sin saturarte). Por supuesto, no es lo habitual y a mucha gente no le parecerá “normal”. Pero eso no es tan importante, ¿no? Lo que es normal lo decidís vos, ya que lo importante es que te sientas satisfecha con lo que hacés.
¿Y si hacés lo que te gusta?
¿Qué te parece si te centrás en encontrar lo que te apasiona y además se te da increíblemente? Si lo lográs, si podés dedicarte a algo con lo que disfrutes mucho y que se te de bien seguro que serás mucho más feliz que haciendo algo que no te guste.
Escuchá tus instintos y no sigas adelante sin hacerte preguntas. Seguí tus deseos y no renuncies a ellos sin siquiera intentarlos. A veces habrá que trabajar más duro para cumplirlos, pero imaginá la satisfacción que te va a producir dedicarte a lo que realmente querés. Lo económicamente redituable no significa felicidad.
Intentá no obsesionarte con encontrar tu vocación para toda la vida. Centrate mejor en averiguar qué te hace feliz, qué se te da especialmente bien y cómo puedes aplicar eso a tu vida. ¿Qué estás esperando?
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