¿Eres extrovertido? Pocos saben que no eres omnipotente: los mitos que estás cansado de escuchar
Se dice que las personas extrovertidas no necesitan recargar energía después de estar mucho tiempo rodeados de gente, no disfrutan de hacer actividades en soledad y muchas otras cosas. Simplemente se los asocia con aquellas personas que hablan mucho y aman ser el centro de la atención, pero esa visión no es del todo cierta. Hay muchos mitos sobre la extraversión y no todos son reales, aquí te contamos cuáles son.
1. No necesitan recargarse después de una reunión
Muchos creen que la diferencia principal entre introvertidos y extrovertidos está en que los del primer grupo necesitan descansar después de pasar mucho tiempo en una situación social, mientras que los otros se sienten llenos de energía después de interactuar con muchas personas.
Sin embargo, el mayor mito sobre los extrovertidos es eso, un mito. Estar en una fiesta, una reunión de amigos, o cualquier situación en la que tengas que interactuar con muchas personas requiere de mucha energía y puede hacer que, después de un tiempo, te canses y quieras un poco de tiempo a solas. No es una cuestión de extrovertidos o introvertidos, descansar es una necesidad humana.
2. Son más superfluos

Otro mito común es que los extrovertidos tienden a relacionarse con muchas personas y de forma más superflua, mientras que los introvertidos tienen grupos reducidos de amigos y forjan amistades profundas. Por supuesto, esto es un mito.
No necesitas ser introvertido para tener una relación profunda con alguien, ni ser extrovertido para llevarte bien con muchas personas.
3. Se sienten más felices al interactuar con los demás
Es cierto, los extrovertidos se sienten más enérgicos cuando están en situaciones sociales, pero no se debe a que sean extrovertidos, sino porque son humanos. Según un estudio publicado Journal of Personality and Social Psychology, las interacciones sociales hacen que todos se sientan con más energía, sin importar si se consideran introvertidos o extrovertidos.
Para llegar a esa conclusión, se pidió a un grupo de voluntarios que incluía personas introvertidas y extrovertidas que actúen como otra persona. Los introvertidos debían actuar como extrovertidos y viceversa. Lo que descubrieron fue que los participantes disfrutaron más de la actividad cuando tuvieron que comportarse como extrovertidos.
En definitiva, se dice mucho sobre los extrovertidos e introvertidos, pero no todo es cierto porque es imposible hacer generalizaciones sobre la personalidad de las personas. Cada uno es maravillosamente complejo y la personalidad no se puede reducir a unas pocas características. Las cajas son para las cosas, no para las personas.
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