Cuando hablamos de cuidar las uñas, hablamos de evitar su deterioro y mejorar su firmeza y ello tiene como objetivo, mucho más que fines estéticos. Pues quien piense que las uñas tienen una función meramente decorativa, se equivoca y deberá continuar leyendo este artículo para interiorizarse más.
Aunque sea difícil creerlo, las uñas son piel. Sí, son un tipo de piel modificada que cumplen funciones muy importantes:
• Protegen las últimas falanges de los dedos
• Proporcionan apoyo para las puntas de los dedos tanto de pies como manos
• Y nos ayudan a llevar a cabo ciertas acciones fundamentales, como rascarnos o desatar un nudo.
El buen cuidado de las uñas, indica salud. Y para lograr ese buen estado, las uñas requieren -como todo en la vida- ciertos cuidados. Por ejemplo, cuidados para mantener su firmeza y evitar su deterioro, una alimentación adecuada y una buena higiene.
Uno de los tratamientos aconsejados, para mejorar el estado de las uñas y disminuir su riesgo a infecciones, es la manicura.
Las uñas están formadas por tres capas de queratina. La primera capa es la parte brillante, la segunda es denominada queratina mediana y la tercera, queratina sensible. Debemos cuidar esas tres capas, que corren el riesgo de doblarse o separarse con el uso excesivo del corta-uñas.
Las características de las uñas van cambiando a medida que atravesamos nuestra vida. Durante la infancia las uñas son flexibles, transparentes, de superficie lisa y convexa. Pero cuando crecemos, se torna mas dura y resistente, apareciendo ese espacio blanquito en la raíz de las uñas con forma semilunar y que se llama lúnula. Ya en la vejez, la uña pierde brillo, se torna más opaca, grisácea y frágil, así como también la lúnula tiende a desaparecer.
Con la edad, también cambia el crecimiento de las uñas. Por ejemplo, las uñas de los dedos en la mano de un adulto, crecen 0,1 milímetros al día aproximadamente. Mientras que en la infancia, su crecimiento es de 0,15 milímetros diarios y en la tercera edad diminuye aún más, alcanzando un crecimiento de 0,06 milímetros al día aproximadamente.
Una uña sana es aquella que presenta forma ovalada, una superficie lisa y un color medianamente rosado (producto de la gran vascularización que hay en el lecho epidérmico y de la transparencia de las uñas). Por lo tanto, si usted nota alguna anomalía (como puede ser el engrosamiento de la uña, su cambio de color o un fuerte dolor que no cede) debería consultar con su médico.
Los grandes enemigos de las uñas son el agua, las manicuras agresivas, los productos detergentes, los cosméticos inadecuados, los quitaesmaltes mal formulados y abrasivos, las sustancias alérgicas y los golpes, entre otros.
Respecto al agua, las uñas tienen entre un 7 y un 16% de la misma, cantidad que es conveniente mantener para que la uña conserve su flexibilidad y una dureza adecuada.
Y respecto a los golpes, ellos son la principal causa de las manchitas blancas en las uñas. Que surgen debido a un micro traumatismo fomentado por pequeños golpes directos sobre las uñas, que provocan la separación de sus capas interiores (sin que la externa sufra algún deterioro).
Via | revista.consumer