Salir a correr o ir al gimnasio a hacer ejercicio es un momento de desconexión ideal. Quien practica deportes buscando tranquilidad sabe que al hacer ejercicio ese momento es un lapso para sí mismo en el que es preferible no tener mucha gente alrededor, al menos en los casos en los que el ejercicio se practica para reducir el estrés.
Hay quienes prefieren ejercitarse con personas y en un ambiente compartido. No es mi caso, yo me adscribo a los del párrafo de arriba que prefieren el aislamiento y la tranquilidad. Para ello una de las mejores herramientas es el reproductor mp3.
Sea con un mp3 o un iPod, hacer ejercicio acompañado de uno de estos amiguillos hace la diferencia. Programar música adecuada que lo motive a uno a continuar su rutina es un estímulo perfecto para no dejarse caer en la pereza o en la irregularidad que muchas veces causa la desmotivación que tiene implícito el hacer ejercicio.
Con un reproductor el deportista siente el ritmo y el compás mientras se ejercita, marcando así un ritmo constante y regular que le permite “lavarse el cerebro” y terminar como nuevo al finalizar la rutina.
No obstante hay que tener cuidado con ello. Escuchar música a un alto volumen puede dañar los oídos, y si bien se han señalado muchos beneficios de ejercitarse con música, no por esto debe abusarse de ello. Además de perjudicar tus oídos, el escuchar música a alto volumen puede anular el ruido que producen los autos, así que si vas corriendo y debes cruzar calles es mejor que uses el reproductor a un volumen razonable.