Los seres humanos tenemos una especie de reloj interno, una especie de reloj biológico, el cual también controla nuestras hormonas. En un mundo ideal estas hormonas (melatonina, serotonina, adrenalina, etc) subirían y bajarían acorde a lo que necesitamos en el día, ya sea despertarnos con energía e irnos a dormir fácilmente. El problema es que en nuestra vida moderna estos ritmos están defasados, lo que nos provoca serios problemas.
Nuestro reloj corporal incluso mantiene, por ejemplo, nuestra temperatura corporal en los diferentes momentos del día (por ejemplo, debería estar bien alta temprano a la mañana). También se encarga de regular los tiempos de desintoxicar el cuerpo, así como los momentos del día en el que estamos más inclinados a hacer ejercicio. En un día ideal, deberíamos poder despertarnos en la mañana sin estar cansados (sólo un poquito, pero sentirnos descansados), y unos minutos luego de despertarnos, deberíamos tener apetito. Esto generalmente no les sucede a la mayoría de las personas, ya que tienen sus relojes biológicos fuera de sincronización.
Luego del desayuno, la energía en la media mañana debería estar en un buen nivel, con lo que nos deberíamos sentir productivos en el trabajo o haciendo ejercicio. A la hora del almuerzo, deberíamos estar hambrientos nuevamente pero con un tipo de hambre más bien estable con la cuestión del horario; luego del almuerzo, es normal tener una pequeña somnoliencia, puedes tomar una siesta o no, y luego alrededor de las 4 de la tarde la energía y la productividad deberían ser buenas nuevamente. Entre las 6 y 8 PM deberías tener hambre nuevamente, y alrededor de 2 horas luego de cenar deberías tener sueño como para poder descansar bien.
¿Cómo llegar a tener este ritmo? En este artículo podemos ver algunas maneras:
- Tener una rutina de sueño regular
- Hacer una rutina de ejercicio regular en los momentos correctos
- Mantén una rutina en la mañana
- Consume los alimentos correctos en los momentos correctos