Si un día de lluvia entras a la farmacia y ves a un señor de lentes de sol que casi susurra en el oído de quien lo atiende, ten por seguro que está en busca de una medicación para combatir las hemorroides .
Es que para muchísimas personas las hemorroides son tremendamente embarazosas, pero no debería ser así, pues ocho de cada diez seres humanos las ha padecido en algún momento de su vida.
Hasta Napoleón tuvo hemorroides, y hay quienes aseguran que tamaña molestia le valió perder la guerra en Waterloo. Pero que las hemorroides no sean tu “Waterloo”.
Las hemorroides son venas hinchadas que se forman en el ano por diversos factores. Pueden ser hereditarias, o deberse a la dieta o a los hábitos de higiene. Algunas veces sobrevienen con posterioridad al parto.
Para empezar, nada mejor que practicar baños de asiento, en una bañera o tina con agua caliente, con las rodillas elevadas unos diez centímetros del suelo. El agu a caliente ayuda a eliminar el dolor e incrementa el flujo sanguíneo en la zona, derivando así en la contracción de las venas inflamadas.
Pero el premio mayor se lo lleva la aplicación de agua de hamamelis en el recto, utilizando un trozo de algodón, especialmente si se trata de hemorroides sangrantes.
El hamamelis es un gran vasoconstrictor. El frío también es de gran utilidad, por lo que se recomienda colocar una botella con agua de hamamelis en un cubo con hielo o en la heladera, y entonces aplicarse apósitos sobre las hemorroides todo el tiempo que conserve la baja temperatura.
Existen otros métodos naturales, pero los aquí presentados suelen ser de los más populares, según se publica en el libro “Remedios Caseros” de Libros Cúpula.