Hoy en día todas nos identificamos con un perfume, y es que es uno de los tantos rituales de belleza que realizamos incluso sin darnos cuentas. Pero lo cierto es que es algo muy importante, y es que esa fragancia que elegimos es una señal más de nosotras hacia los demás.
Pero como todo en el mundo de las mujeres, incluso esas pequeñas cosas como aplicarnos perfume, es todo un arte. El ritual de perfumarse requiere aplicar la dosis correcta de fragancias en determinadas zonas del cuerpo no solo para que se sienta la fragancia sino también para que perdure. Hoy te contamos como hacerlo con éxito.
DONDE Y COMO APLICARLO

1. En las muñecas
Al vaporizar en el interior de las muñecas se consigue una buena expansión del perfume, porque es una zona de gran movilidad. Normalmente las personas gesticulan con las manos, sin ropa que las encierre, de manera que en cada uno de sus movimientos favorecen el despliegue de todas las fases del perfume con toda libertad, de forma lenta y progresiva. En todo el proceso, la estela del perfume está ahí, aunque no se vea.
2. En la zona de las rodillas
Se aplica una sola presión de vaporizador en el pliegue interno de cada rodilla. Es un punto estratégico, porque, al andar, se difunde la fragancia de una forma uniforme, ya que el peso molecular de las esencias volátiles se mantiene a la misma altura. al no ganar ni perder altura precipitadamente, el perfume se aprecia con mucha suavidad en el ambiente. Su estela sutil se despliega al andar, aportando elegancia.
3. En el escote
Es uno de los puntos corporales más habituales para aplicar el perfume. Es un lugar especialmente indicado para las mujeres que prefieren disfrutar del perfume en silencio. En cualquier caso, la fragancia queda retenida en el escote de manera que, a cada movimiento pectoral, se aprecian sus notas olfativas, que se dirigen directamente hacia la nariz. Muy sugerente.
4. En la zona de los codos
El ángulo interior de los codos, así como los otros puntos del cuerpo donde se percibe con más fuerza el latir de la sangre (sienes o cuello) expanden muy bien las esencias volátiles de la fragancia. El motivo de este fenómeno se debe a la mayor afluencia de sangre en la zona y, por tanto, al estar más caliente hay una evaporación más rápida del perfume. algunos perfumes con aceites de plantas terapéuticas aumentan su acción aplicándolas en estas zonas.