No hay mujer en el mundo que no haya decidido cambiar su imagen en algún momento de su vida. Tal vez por el paso de los años, tal vez por un problema o quizás hasta para conquistar a un hombre. Es algo natural, y lo mejor es que es sencillo y divertido.
Ser una mujer completamente diferente cada semana es más sencillo de lo que parece. Con un simple cambio de color de cabello te verás completamente diferente y no hay nada a que temerle. Oscurecer y aclarar el pelo es un básico de belleza, así que, ¿Por qué no aprovecharlo?
¿Quieres ser rubia hoy? ¿Morocha mañana? ¿Pelirroja el día después? Claro que si. Hoy te lo contamos todo en una segunda entrega de los cabellos camaleónicos.
PARA CASTAÑAS
Oscurecer: Solo conviene hacerlo cuando tu pelo es castaño oscuro o si te lo has teñido en un tono más claro y quieres recuperar tu tono natural. En estos casos, y para evitar el efecto raíz, no tienes más que recurrir al método de coloración tono sobre tonos y entre los colores, elegir el que más se aproxime a tu color capilar natural.
Aclarar: Lo ideal es que se acentúes tu tono natural, y para lograrlo puedes recurrir a los reflejos no permanentes. Se trata de una coloración que realza y da expresión a los cabellos de forma temporal. Dura entre 6 y 8 lavados aproximadamente, y resulta la fórmula perfecta para descansar entre dos tintes permanentes.
PARA PELIRROJAS
Oscurecer: Se puede hacer siempre en uno o dos tonos más bajos y dentro de la gama de los rojos que encontrarás en las cartas de colores. Opta por una coloración permanente o tono sobre tono.
Aclarar: No puedes transformarte en una rubia platino sin decolorarte previamente y, además, no es lo más apropiado para mantener el conjunto armónico de tu tez. Pero si deseas un pelo más claro, puedes aportarle dulzura con unas mechas o una coloración tono sobre tono. También se puede echar mano de los reflejos temporales dentro de los tonos rojizos.