Weapon X: el origen de Wolverine como arma viviente, de memoria manipulada y comportamiento salvaje

Es interesante cómo el origen de un personaje de cómics puede tornarse en algo emblemático. Si un héroe o villano posee suficiente popularidad, su origen será revisado y analizado un centenar de veces por diferentes autores. Algunos pueden añadirle detalles, pulir asperezas o acentuar el dramatismo si la época y la trama lo requiere. Es de esta manera que un personaje adquiere un carácter similar al de la mitología griega, que puede variar si se lee a Homero o a Hesíodo.
En el caso de Wolverine, uno de los héroes más populares de la industria, su origen estuvo envuelto en el misterio durante muchos años porque fue un personaje de relleno, creado a las apuradas y para que cumpliera una función argumental determinada (hacerle frente a Hulk y sobrevivir).

Pero, a medida que su popularidad crecía, su pasado llegó a estar ligado a su poder curativo, que le brinda una longevidad sobrehumana. Fue por eso que Wolverine pasó a tener diferentes orígenes. Se lo presentó como hombre y mutante, soldado, asesino, cobaya humana, arma viviente y, finalmente, como héroe enmascarado.
Uno de los orígenes de Wolverine
En 1993, el guionista e ilustrador Barry Windsor-Smith creó Weapon X, una miniserie que se editó por capítulos en la colección Marvel Comics Presents junto a otros cómics unitarios. En ella se narra el origen detrás del esqueleto y las garras de adamantium de Wolverine, a la vez que se presentan las características más distintivas del personaje, como su memoria manipulada y su comportamiento salvaje.
Pero no se ahonda demasiado en su historia personal. Solo se dan indicios de una vida tumultuosa plagada de violencia, culpa y arrepentimientos.
El héroe como personaje secundario
Lo verdaderamente interesante de Weapon X es que su protagonista no es puntualmente Wolverine, quien casi no tiene diálogos. La historia gira en torno al experimento en el que obtiene su esqueleto indestructible. Pero el verdadero protagonista no es él, sino los científicos detrás del proceso: Abraham Cornelius, un doctor perseguido por el FBI; Carol Hines, una mujer de aspecto apacible antiguamente empleada por la NASA, y la mente detrás del experimento, un siniestro y cruel científico solamente conocido como « El Profesor».
El esquema de la trama está desarrollado como la bitácora del experimento mismo. Se plantea de manera analítica el estudio de la personalidad y comportamiento de Logan, a fin de convertirlo en sujeto de pruebas. También se narra el proceso de lavado de cerebro al que fue sometido y el tortuoso experimento de unión de adamantium a su esqueleto. Esto expuso la existencia de sus garras retráctiles, que —se insinúa— eran desconocidas en ese momento para el propio Logan.
Después de convertir su cuerpo en un arma viviente, El Profesor, Cornelius y Hines pasaron al adoctrinamiento de Wolverine. Para esto, lo sometieron a combates contra animales salvajes a fin de aumentar su ferocidad y transformarlo en un autómata asesino para el Departamento H.
Los múltiples finales
A medida que Logan va recobrando su propia consciencia y recupera parte de su espíritu indomable, logra salirse del control mental de El Profesor el tiempo suficiente como para intentar escapar. Esto acarrea una serie de acontecimientos en los que Logan logra asesinar a todos los componentes militares del laboratorio, a los científicos, y huir de las instalaciones. Pero eso nunca deja de estar completamente aseverado, ya que el propio guion intercala los diferentes escenarios de control mental a los que es sometido Logan. Por eso, nunca queda del todo claro si los científicos fueron efectivamente asesinados o simplemente fue parte de su programación, lo que le da aún más misterio al pasado de Wolverine.
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