Un duende vive en las carreteras de Islandia y no es una peli de terror ni un cuento de hadas
Los duendes parecen una creencia inocente o divertida, pero la gente de Islandia se los toma muy en serio y evitan tener problemas con ellos a toda costa.
Los duendes son criaturas usualmente ligadas a las creencias irlandesas o de ascendencia celta, pero otras partes del mundo también creen fervientemente en estos seres sobrenaturales.
Los habitantes de Islandia creen en los Huldufólks, que se traduce como "gente escondida", una especie de elfos parecidos a los duendes que se ocultan entre las rocas.
Los duendes irlandeses son caricaturizados como criaturas pequeñas, pelirrojas y vestidas de verde. La cultura popular también ha retratado a los elfos como seres pequeños con orejas puntiagudas, pero la imagen de los huldufólks está muy alejada de ellos.
Los elfos de Islandia siempre visten de gris y tienen aspecto humano con cabello negro, pero, según la creencia, son invisibles porque viven en un mundo paralelo.
En 2014, el gobierno islandés quería construir una carretera en Reikjavik; sin embargo, los habitantes se opusieron para no importunar a los duendes.
La construcción de la carretera implicaba la destrucción de rocas volcánicas denominadas como Iglesia de los duendes y Capilla de los Duendes, así que la autopista afectaría a los habitantes invisibles.
Una encuesta en Islandia reveló que el 50% de la población cree en los Huldufólks o al menos piensa que su existencia es posible.
De acuerdo con el mito, los duendes son criaturas pacíficas, pero, si son molestados, pueden causar estragos a los responsables.
La Iglesia de los Duendes es un lugar turístico lleno de historias relacionadas a las criaturas. La gente cuenta que han causado accidentes a trabajadores de construcciones que perturban su territorio.
Además, el paisaje de los suburbios de Islandia es tan espléndido que la gente cree que es conservado por los duendes.
Los turistas pueden comprar recuerdos como playeras, discos o carteles que anuncian ‘Aquí viven duendes’. La creencia está tan arraigada que incluso existe una escuela de duendes.
La carretera de Reykjavik finalmente fue construida gracias a una mediadora que aseguró que podía hablar con los duendes y estuvieron de acuerdo en el nuevo camino, siempre y cuando su capilla fuera trasladada a otro lugar.
La roca mide 3.5 metros y pesa 70 toneladas, pero el gobierno islandés no reveló cuánto costaría trasladarla a otro lado para no perturbar a las criaturas.
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