Ciencia y Tecnología

Encuentran una enfermedad que nos sigue afectando en una cola de dinosaurio

12 Feb 2020 – 05:13 PM EST

Una cola fosilizada de un joven dinosaurio mantiene intrigada a la comunidad científica debido a un gran descubrimiento: alberga un tumor de 60 millones de años.

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Vivía en lo que hoy conocemos como Alberta, Canadá, y era un joven ejemplar de hadrosaurio, mejor conocido como pico de pato.

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Millones de años después, todo lo que queda son 11 segmentos óseos fosilizados de su cola, y científicos de la Universidad de Tel Aviv han descubierto algo asombroso.

Ocho de los 11 segmentos presentan rastros de un tumor benigno a causa de una enfermedad conocida como Hictiocitosis de células de Langerhans (LCH), un padecimiento muy raro y doloroso que afecta principalmente a los niños menos de 10 años.

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La Histiocitosis de células de Langerhans es un tipo raro de cáncer en el cual las células del sistema inmunológico se acumulan en exceso, formando tumores conocidos como granulomas.

De acuerdo con la Dra. Hila May, investigadora principal del estudio, su equipo descubrió algo inusual en las vértebras de la cola de un joven dinosaurio. Encontraron cavidades en dos segmentos de las vértebras

«Eran extremadamente similares a las cavidades producidas por los tumores asociados con la enfermedad rara LCH que todavía existe hoy en los humanos. Afortunadamente, estos tumores desaparecen sin intervención en muchos casos», explicó May.

Las vértebras de la cola fueron enviadas al Instituto de Antropología del Centro Dan Favit de la Universidad de Tel Aviv, para un escaneo avanzado con micro-CT.

«El micro-CT produce imágenes de muy alta resolución, hasta unas pocas micras. Escaneamos las vértebras de dinosaurios y creamos una reconstrucción 3D computarizada del tumor y de los vasos sanguíneos que lo alimentaron», añadió la Dra. May.

Los análisis micro y macro confirmaron que era LCH. Es es la primera vez que se identifica esta enfermedad en un dinosaurio, lo que indica también que la enfermedad no es exclusiva de los seres humanos y que data de hace más de 60 millones de años.

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De hecho, en investigaciones anteriores ya se había encontrado rastros de esa rara enfermedad en musarañas y tigres, pero no se tenían registros en dinosaurios.

Estos estudios, posibles gracias a la tecnología actual, tienen un incalculable valor para la medicina evolutiva, que investiga el desarrollo y el comportamiento de las enfermedades a lo largo del tiempo.

Los científicos intentan entender el motivo por el cual ciertas enfermedades sobreviven a la evolución, y con ello descifrar qué las causa para desarrollar formas nuevas y efectivas de tratarlas.

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