
El famoso dibujante y guionista (oportunamente actor también) Frank Miller ha sido cuestionado por diversos motivos. Algunos relacionados con las historietas directamente y algún otro de forma indirecta. Directamente, porque hasta sus fans opinan que sus guiones han sufrido una pérdida considerable de calidad. Indirectamente, porque para un sector del público ha realizado algunas declaraciones provocativas que lo ubicaron en el extremo derecho de la política. Y a la luz de esta nueva visión sobre el hombre, la obra del artista está siendo analizada bajo una lupa diferente. Especialmente tras la publicación de Holy Terror, una novel gráfica por muchos considerada un panfleto de propaganda anti-islámica.
El artista, ese desconocido
No sé ustedes, amigos lectores, pero yo recuerdo una época donde los historietistas eran nombres de las revistas. En muy raras ocasiones llegaban a poseer un rostro: tenían que publicar una entrevista con su foto o asistir a alguna convención para conocerlos. Pero aún si conocías al artista, te hablaba de su obra. Claro que no existían los blogs, Facebook ni Twitter. ¿Qué relación tienen? Pues mucha.

Y no solamente yo lo creo así, también lo cree Devin Fareci, columnista del portal Badass Digest. En su opinión, estas nuevas herramientas que nos brindan las redes sociales sumado a la necesidad de los medios de tener noticias frescas cada segundo de las 24 horas del día nos lleva a estar atentos a lo que dicen las figuras públicas. Y gracias a artistas como Alan Moore, el propio Frank Miller, y unos cuantos historietistas más, los autores de cómic han cruzado la barrera del ilustre desconocido a figura pública cuya opinión “le interesa al publico”.
Y el problema surge cuando deslizan alguna frase desagradable o una opinión que contrasta con nuestras ideas políticas o sociales. En ese momento nos sentimos decepcionados e, inevitablemente, terminamos mirando su obra con otros ojos.
Esto le pasó a Frank Miller.
El origen de la polémica
En noviembre de 2011, pocas semanas después de la publicación de su Holy Terror, el bueno de Frank escribió una columna en su página web titulada “ Anarchy” en la que criticaba duramente al movimiento que ocupó las calles de Wall Street, fueron tratados de niños malcriados e invitados a enlistarse en el ejército para combatir al verdadero enemigo de Estados Unidos: al-Qaeda y todo el Islam.
El revuelo que se armó a causa de sus comentarios, llevaron a algunos “teóricos” del cómic espectacular sobre la ideología fascista de Miller y de cómo ha venido transmitiéndola a través de sus cómics durante todos estos años.
Pero, ¿es realmente así?
Los argumentos sobre su obra
La carrera de Frank Miller como dibujante comenzó casi a fines de la década de 1970. Puntualmente en 1978. Primero dibujó para Gold Key, luego DC Comics y para noviembre de ese año ya se había instalado en Marvel.
Seis meses después debutaba en la colección Daredevil.
Su estilo le otorgó un rápido reconocimiento del publico y de la compañía, que le permitió participar en los argumentos junto al guionista. Las ventas de esta colección aumentaron y pronto Miller se ocupó totalmente de los guiones y del dibujo. Miller deja Daredevil en 1983, trasformado en uno de los personajes mas populares de Marvel. Mientras se ocupaba del hombre sin miedo, en 1980 dibujó una historieta de Batman escrita por Denny O’Neil y en 1982 la miniserie Wolverine con guiones de Chris Claremont.
Tras Daredevil, regresó a DC para publicar la miniserie del primer personaje creado por él: Ronin.
Hasta aquí, no he encontrado que nadie relacionara estas historias con su supuesta ideología. Las opiniones en ese sentido comienzan con The Dark Knight Returns, publicado en 1986. Visto en retrospectiva, resulta ser el primer cómic donde se plantean cuestiones políticas. De hecho, el enfrentamiento entre Batman y Superman se debe a sus diferentes posiciones. En aquel momento, la crítica celebró el trabajo de Miller por traer un aire más adulto al mundo de los superhéroes.
Pero también le costó la pérdida de su colaborador Klaus Janson, que en varios reportajes concedidos después del 2010 ha dicho que trabajar en The Dark Knight Returns no fue divertido y que, para entonces, él y Miller ya no pensaban igual.
También en 1986, retorna a Daredevil con la saga Born Again dibujada magistralmente por David Mazzucchelli. En esta saga redefine al personaje y la relación con su mayor enemigo. Pero también introduce la idea de la producción de supersoldados por parte del gobierno, un proyecto en manos de elementos corruptos que se dejan comprar por Kingpin. Así, un nuevo supersoldado ataca Hell’s Kitchen y se enfrenta a Daredevil. En el proceso mueren decenas de civiles, dando a entender que el daño colateral no es significativo para alcanzar un objetivo. Sobre el final se corrige, justamente, responsabilizado a esos elementos corruptos que negocian con Kingpin. Pero la idea queda flotando sin que quede claro cuál es la posición de Miller al respecto.
Luego vendría Batman: Year One, también en colaboración con Mazzucchelli, recontando el origen del hombre murciélago y adaptado para que se conecte con su trabajo previo The Dark Knight Returns. El transformó a Batman en un vigilante oscuro que ejerce justicia mientras se mantiene al margen (y muchas veces fuera) de la ley, con un jefe de policía que lo justifica diciendo que “es necesario”.
No todo es negativo
Durante la década de 1990, surgieron de su mano Hard Boiled, dibujada por Geof Darrow; Give me Liberty, con Dave Gibbons; los guiones para las películas Robocop 2 y Robocop 3, y Big Guy and Rusty the Boy Robot, nuevamente en colaboración con Geof Darrow.
Realizó otros trabajos, pero los más significativos de todos resultaron ser Sin City y 300.
Sin City comenzó como una historia que pretendía homenajear el estilo del género noir que tanto le gusta a Miller. Pero su éxito generó más historias, una película y la revitalización del género policial.
En cuanto a 300, Miller asume la voz del rey Leónidas de Esparta y nos cuenta la batalla de las Termópilas, cómic que también fue llevado al cine.
De fracaso en fracaso
Para el nuevo siglo, Miller nos trae una secuela de The Dark Knight Returns titulada Batman: The Dark Knight Strikes Again. La obra no fue bien recibida: algo había cambiado en Miller. Quizás fue el 9/11, suceso que ocurrió mientras dibujaba la mencionada secuela. Comenzó a hablar de un estado de guerra, de combatir y destruir al Islam.
Fue en esa época que concibió su historia de Batman contra Al-Qaeda, idea rechazada por DC y que Miller finalmente publicó en 2010 cambiando el nombre de los héroes y la ciudad. En “Holy Terror”, vemos a un héroe que se dedica sistemáticamente a vengarse de los terroristas islámicos. Y es sólo eso.
En 2005 comienza, junto a Jim Lee, la colección All Star Batman and Robin the Boy Wonder que no fue muy bien recibida por el público ni por la crítica. Se publicaron solo diez números y aunque DC anunció que Miller y Lee terminarían la historia, aún la estamos esperando.
Tampoco le fue mejor con su adaptación al cine del personaje The Spirirt, creado por Will Eisner.
Lo último que sabemos de Frank Miller, y que es motivo para que se hable nuevamente de él, es que se está preparando una nueva película, una secuela de Sin City basada en la historia A Dame to Kill For.
¿Será otro fracaso? ¿O el alguna vez innovador artista logrará recuperarse?