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No se puede tener todo en Once Upon a Time [Crítica 2x17]

21 Mar 2013 – 08:00 AM EDT

Luego de la muerte de Cora ( Barbara Hershey), una sola reacción era esperable por parte de Regina ( Lana Parrilla): venganza. Sin embargo, las cosas no tomaron el rumbo que yo esperaba. El daño ya está hecho y de ahora en más las consecuencias no van a requerir mucha manipulación por parte de los personajes, sino que será necesario que fluya de forma natural.

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Welcome to Storybrooke ha sido un episodio que nos ha brindado preguntas y respuestas, a medida que nos transporta a los primeros días de existencia del pueblo, después de que Regina pusiera en marcha la maldición. De regreso a 1983, Regina está más que feliz con su triunfo. Todo el mundo se ocupa de sus cosas, sin tener un mínimo recuerdo de su vida pasada, a excepción de ella.

Pero Regina sólo ha obtenido una parte de lo que quería. Logró llevar adelante su malvado plan, pero ella no ha conseguido un final feliz. Al darse cuenta de que las cosas no le han salido plenamente como ella las quería, va a quejarse con Mr. Gold ( Robert Carlyle) y le insiste en que ese no ha sido el trato que habían hecho.

 Cuando la ambición le puede el corazón

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De ahora en más el capítulo fue alternando entre pasado y presente. De vuelta a los años '80, nos encontramos con un padre ( John Pyper-Ferguson) y su hijo acampando cerca de las inmediaciones de Storybrooke. En medio de la noche experimentan una “extraña tormenta” y al otro día se dan cuenta de la existencia de Storybrooke.  

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Desde luego, la presencia de esos extraños preocupa a Regina, pero pronto ella se sentirá atraída hacia el niño, al darse cuenta que él podría llenar el vacío que hay en su vida. Después de todo, el pequeño Owen le dice que sería una gran madre. Cuando se da cuenta que no es tan simple que los extraños renuncien a su vida en la ciudad para trasladarse al pueblo, usa la magia para tratar de retenerlos, hasta que se da cuenta de que no puede y deja al niño ir.

Ese “insignificante” incidente nos ha revelado que el pequeño niño ha crecido y se hace llamar Greg Mendell, casualmente el extraño que vino a parar a Storybrooke la noche en que Hook atacó a Mr. Gold y Belle. Greg, que durante todos estos años ha estado buscando a su padre, cree que aún continúa cautivo de Regina.

Tanto la historia del pasado como la del presente dan cuenta del poderoso deseo de Regina de tener amor y poder. Dos cosas que, como vimos con Cora en el episodio anterior, no es posible poseer, o al menos no en igual medida. Pero no sólo eso, sino que la única manera en que ella lo concibe es mediante el uso de la magia, ya sea manejando el corazón del Sheriff Graham ( Jamie Dornan, quien ha regresado para interpretar al Cazador) o intentando controlar a Henry ( Jared Gilmore).

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Como mencioné al comienzo de esta crítica, una de las cosas que Regina añora en estos momentos es tomar venganza contra Snow White ( Ginnifer Goodwin) por haber matado a su madre. Rumple ( Robert Carlyle) trata de disuadirla para que deje de lado su instinto vengativo, ya que no sólo no la conducirá a nada, sino que la alejará aún más de Henry. En cierta forma le recuerda la valiosa lección que Cora no pudo aprender “no es posible tenerlo todo”, y poder y amor no siempre es una combinación muy exitosa.

Destruir a Snow White siempre ha sido su objetivo y ahora tiene todos los motivos para seguir adelante con su plan. Y si eso significa tener que matar a la persona que más odia y forzar el amor de Henry mediante magia, entonces lo hará. He aquí algo que Rumple señala y me parece muy importante y es que si Cora fue peligrosa porque no tenía corazón, Regina lo es aún más porque sí tiene.

Al mismo tiempo, Henry quiere deshacerse de la magia de Storybrooke, preocupado porque es la principal fuente de destrucción que está arrastrando a su familia a un espiral sin salida. Sigo sosteniendo que a Henry, a pesar de que le ha tocado vivir en una realidad poco convencional, no le vendría nada mal que le pusieran un poco de límites. Sin embargo, hay que darle algo de crédito por haber detenido a Regina.  

Sin piedad

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Mientras todos estos sucesos se llevan a cabo, Snow White está sumida en un profundo pozo depresivo. Abatida y perdida como se encuentra, Snow le ruega a Regina que la mate, pero Regina no tiene ningún interés en terminar con el infierno que está consumiendo a su peor enemiga. Está totalmente feliz de ver a Snow miserable, y con su corazón que se oscurece por haber contribuido a la muerte de Cora.  

La verdad es que ha sido un buen capítulo. Me gustó cómo fusionaron las historias de pasado y el presente para dar más respuestas a algunas cosas de la trama que habían quedado un tanto descolgadas. Y me pareció muy interesante ver varias similitudes entre Henry y el pequeño Owen. Ojalá que en algún momento veamos cómo sucedió toda la historia de la adopción de Henry.

La próxima semana Baelfire traerá a su prometida al pueblo en Selfless, Brave and True.

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